Cuando la ley no entra por casa

Cuando la ley no entra por casa

El uso de los recursos del erario en campaña política es uno de los puntos frágiles de nuestra institucionalidad. Ha sido una práctica recurrente de los partidos políticos, de todos los que han administrado los bienes del Estado, utilizar recursos económicos, equipos e influencias para impulsar sus propias causas. 

El grupo cívico Participación Ciudadana, en su primer informe de observación del proceso electoral, ha considerado   el uso desmesurado de los recursos del Estado como el factor más negativo registrado en lo que va del proceso electoral. Pero que esté ocurriendo en esta etapa no es novedad y lo que ha ocurrido, sencillamente, es que el balón ha cambiado de cancha.

Quizás lo peor del caso es que nadie ha osado aplicar las reglas que prohíben esta práctica. Cada partido, desde la oposición, ha atacado por ese flanco al que esté agotando turno en la administración del poder, pero parece  haber entre estas organizaciones un tácito consenso para no pasar de las palabras en el ataque de tal práctica. Usar los recursos del erario en provecho particular constituye un doble pecado, pues aparte de la distracción irregular de esos recursos, prohibida por las leyes, se incurre en competencia desleal al violar la equidad, que es uno de los principios fundamentales de la democracia. El problema es que en esta materia ninguno de los partidos ha hecho que la ley entre por casa.

 

Una bien ganada preferencia

El matutino El Día, uno de los medios de comunicación del Grupo Corripio, cumplió ayer seis años de permanente conquista de la preferencia de los lectores. La responsabilidad de sus posiciones en el plano editorial y su total apertura a todas las corrientes de información, le ha permitido hacerse merecedor de  respeto en todas las corrientes del pensar político, económico y social del país.

Es un tabloide de lectura amena y ligera, pero profunda en contenido. Es sereno y a la vez combativo, que no le teme a la verdad ni a sus posibles consecuencias. Han sido seis años dando en el diarismo nacional muestras de depurado esfuerzo por informar y orientar al país, y  fijar posiciones verticales y responsables. Quienes hacen posible su salida, con su director, el doctor Rafael Mollina Morillo, en primer plano, merecen nuestro sincero reconocimiento por las cualidades que hacen de este diario matutino uno de los preferidos.

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