Cuando las decisiones se retrasan

<p>Cuando las decisiones se retrasan</p>

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
A escasos diez días para que concluya el 2006, nos topamos que graves problemas vitales para la buena marcha del país permanecen paralizados en un pantano de las vacilaciones y falta de coraje para asumir las posiciones que demandan tales situaciones, que sin dudas, afectan el bienestar de millones de dominicanos, colocados en una posición de incertidumbre, sin saber cuál será nuestro destino.

A la carrera se han elaborado las leyes exigidas por Estados Unidos para poder abrir las puertas al DR-CAFTA. Parece que tales acciones no son suficientes cuando desde ya congresistas norteamericanos amenazan con desarticular el acuerdo por el trato que se le da a los haitianos en los bateyes dominicanos, mientras se presiona al país de todas formas para que se les patentice de legalidad a esos seres humanos que huyen de su país.

Se trata de imponer una nueva reforma fiscal, a contrapelo del sentir de las mayorías, opuesta a la misma, pese a la mentira de que no afectaría a los pobres, la que se cae estrepitosamente cuando el principal ingrediente, que serán los nuevos impuestos a los combustibles, encarecerá el transporte y desde ya los sindicatos, dueños del país, ya anuncian exagerados aumentos a sus fletes y pasajes.

Se ha vendido la tesis de que esa nueva reforma fiscal es esencial por las exigencias del FMI, pero ocultan la voracidad fiscal con el juego de los números que prestan los agentes fiscales para justificarla. Se tropieza con la realidad de cómo las demás áreas del gobierno esperan más recursos para desviarlos con suma rapidez, y más ahora, que abiertamente, hay pronunciamientos presidenciales de que la búsqueda de la reelección va con todos los hierros, en una certamen, que el actual Presidente de la República lleva todas las de ganar, con un apoyo de la masa silente y a contrapelo de quienes satanizan la reelección y anuncian severas calamidades al país. Existe poca voluntad política de abrir las puertas al DR-CAFTA, bajo el cual el país se sometería a serios cuestionamientos de su conducta legal con los contratos, donde el método del grado a grado ha adquirido una notable vigencia en los últimos días para tener amarrados un sin número de obras, antes que sea forzosa la vigencia del acuerdo. Sin embargo, hay evidencias de que poco a poco se están otorgando obras por concursos, que si bien podrían resultar pre-arreglados, al menos públicamente se invita a las empresas a participar en numerosos proyectos que patrocina la poderosa oficina de ingenieros de la presidencia, la OISOE.

Al mismo tiempo, el gobierno dominicano se empantana frente al norteamericano, que ha desatado una ofensiva para exigir a las claras que a los haitianos se les otorguen certificados oficiales de nacimiento, de forma que se busque poco a poco la desaparición de la frontera. La Cancillería dominicana ha adoptado una postura digna, lo cual debería ser la norma de los próximos tiempos para eliminar la costumbre de colocarnos el rabo entre las piernas cada vez que se nos acusa de esclavistas. La diplomacia haitiana es más hábil y más exitosa en esa campaña de descrédito, ya que tiene de aliado al gobierno norteamericano.

Los más importantes funcionarios de la embajada local de Estados Unidos están al favor de ese certificado oficial de nacimiento que se expresan en posiciones públicas, desde la charla del Día de Acción de Gracias, hasta las dos cartas que se enviaron a este diario por parte de importantes funcionarios para rebatir conceptos aparecidos en el artículo ¿Y qué es lo que quiere el Imperio?, así como los de la Coctelera del pasado día 8, en donde el meollo de tantas expresiones de solidaridad con Haití, es que los dominicanos les otorguen su patente de legalidad en el país a millares de haitianos indocumentados que residen aquí donde obtienen su sustento.

Al menos el gobierno se sacudió de su amontonamiento y cortó por lo sano en el asunto de los fuegos artificiales. Parece que en ese sector, los importadores no acumulan tantas influencias con el gobierno para evitar que tal cosa ocurriera, pero no así con las exportaciones de cobre de los cables eléctricos, que se roban impunemente. Tal negocio es una fuente de divisas apreciable y es el principal renglón de exportación a Taiwán, cosa increíble de un país que no es productor de cobre no importa para reciclarlo como hacen los países asiáticos. Tal negocio es la manifestación de que son sectores poderosos, que con sus relaciones, impiden que se prohíba ese negocio, mientras regiones enteras se quedan sin energía. El gobierno debe cortar por lo sano, tal como hizo con los fuegos artificiales, y prohibir tal comercio, ya que produce mucha extrañeza la pasividad de las autoridades para enfrentar esa calamidad nacional.

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