Cuando los humos llegan a la cabeza

Cuando los humos llegan a la cabeza

La conducta de las autoridades peledeístas, en sus tres períodos de gobierno, es mostrar al país un tremendo desprecio por la opinión pública, y lo que ellos deciden e imponen es lo mejor, a cuenta que solo ellos saben gobernar a los ignorantes dominicanos.

Y es que los dominicanos no saben conceptuar. No existe una racional e inteligente fuerza política que sepa enfrentar a los peledeístas para hacerlos recapacitar y enmendar sus particulares criterios acerca de la capacidad de los demás ciudadanos. Por eso, desde hace tiempo, los lleva a cometer graves errores de conceptualizaciones y conducta en la comisión de actos dolosos, donde no esperan ningún tipo de sanción.

Cuando el gobierno decidió emburrajarse, a través de la Sun Land con unos $130 millones de dólares en un crédito para pagos a contratistas de obras en la UASD, se destapó tremendo cubil  de alimañas, en que los malos olores arroparon al gobierno en su proceso reeleccionista, que no quiso someter a la consideración del Congreso dicho préstamo, para luego realizar una burda maniobra de responsabilizar a esos contratistas y a un banco privado.

Pero la grave consecuencia de lo anterior fue el triste espectáculo de una Suprema Corte Justicia obligada a dictar un fallo cantinflesco, embargando al organismo que se consideraba el más honorable del Estado. Era la salvaguarda de la institucionalidad por la notable mejoría que había experimentado el Poder Judicial. No hay dudas que influencias y conveniencias extrajudiciales llevaron la mano de los jueces a firmar tan increíble sentencia, que será motivo de análisis por largo tiempo

Donde las Navidades quedaron sazonadas con el juego político del gobierno, para distraer el caso de la Sun Land y la sentencia de la SCJ o del avión que cayera al mar en rumbo a Las Bahamas, fue el decreto 847-08 para indultar a varias personas sentenciadas por malversación de fondos públicos y privados que cumplían sus condenas en peculiares condiciones.

No hay dudas de que el indulto fue imprudente, violando varios preceptos legales, en que el Poder Ejecutivo actuó y justificó dicho decreto como solo lo  saben hacer los peledeístas para animar las fiestas navideñas y desviar la atención de otras metidas de pata del oficialismo. Por esa acción hubo motivos para que las tertulias, acompañadas de los tragos, picaderas y comidas, se animaran y analizaran el por qué de tantos errores del oficialismo. El decreto de marras precipitó la renuncia de cuatro miembros de la comisión de indultos, para demostrar su desagrado a ese simpático regalo de Noche Buena.

Ya los dominicanos conocemos esa forma de proceder de los peledeístas, que en sus actuaciones, demuestran un menosprecio olímpico en contra de los ciudadanos, sosteniendo su tesis original de los años 70 de que ellos eran los mejores dominicanos por supuestamente ser más inteligentes e íntegros, cosa que en la práctica se está demostrando que no es así. Ellos son parte de una sociedad que comprende un enorme abanico social, en donde debería predominar la comprensión y aceptación para fortalecer la nacionalidad y al país en su desarrollo, que así como nos vio nacer, nos verá morir.

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