Cuando los partidos le tienen miedo a sus propias bases

Cuando los partidos le tienen miedo a sus propias bases

Muchas acciones de la dirigencia de los partidos parecen indicar que le están cogiendo miedo a que sus bases se expresen de forma democrática para escoger sus candidatos a los niveles congresuales y municipales, y en cambio, han preferido otros métodos, probablemente para justificar sus debilidades o errores.
En los clubes y en las entidades sindicales o profesionales, son sus miembros, sean: médicos, abogados o maestros, y al día en sus cuotas, los que determinan sus directrices. No teniendo derecho al voto nadie que no pertenezca a dichos organismos de pleno derecho.
Y en los propios partidos, cuando van a cambiar sus organismos de decisión, ya sea presidente, secretario general, de organización o los miembros de sus comités ejecutivos, a nadie se le ocurre hacer sondeos de opinión para elegirlos, puesto que si así lo hicieren, muchos que no son miembros de esas organizaciones podrían opinar y hasta determinar quienes deberían dirigirla.
Independientemente de que las encuestas tomen en cuenta la opinión de los que dicen ser miembros o simpatizantes de esas organizaciones, la regla de la democracia debe ser estricta en cuanto a los derechos de los partidarios, para que sean ellos en sus convenciones quienes determinen sus representantes, porque no se trata de democracia delegada, sino democracia directa del elector.
No solo el PRD que se suponía una organización democrática, y que a causa de sus deficiencias internas se fomentó un nuevo partido, o el PLD que solo realizó primarias parciales cuyos resultados dejaron mucho que desear, sino el propio PRM también está dando muestras de cierto temor a que sus bases se expresen libremente en convenciones o asambleas. Porque en definitiva, todo luce indicar que ninguno de ellos quiere, como dice la gente, que se les vayan a ver las interioridades si por casualidad tuvieran que agacharse.
Da lástima que partidos tradicionales, luego de haber logrado que el pueblo, a través del presupuesto nacional los subsidie con sumas millonarias, estén dando demostraciones de que no han sido capaces de confeccionar padrones creíbles, que no le han dado la suficiente capacitación, ni creado verdadera conciencia de sus deberes a sus militancias, ahora recurran a métodos si se quiere avanzados como el de las encuestas, todo para salirle huyendo como el diablo a la cruz, a que su propia gente se exprese, o que se pongan de manifiesto sus debilidades.
Las encuestas constituyen excelentes vías para saber cómo piensa la gente en un momento determinado, y aún estando los candidatos de acuerdo, no pueden sustituir las convenciones por ellas, porque se violentaría el derecho del elector. Deberían ser sus bases los que determinen sus dirigentes y candidatos.
He reiterado que los partidos están cavando sus propias tumbas, entre otras cosas, porque se han dejado empujar por quienes no creen en partidos. Y quienes no creen en partidos, tampoco creen en la democracia. Y cuando los partidos le temen a sus propias bases, éstas podrían envalentonarse y hasta sublevarse. Un triunfo podría dilatarlo, pero cualquier derrota podía acelerarla.

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