Cuando los partidos y los políticos se globalizaron

Cuando los partidos y los políticos se globalizaron

Teófilo Quico Tabar

Tiempo atrás, los partidos se preocupaban por la formación de sus dirigentes. Buscaban que gente con capacidad en diferentes disciplinas se integraran a sus filas. Escuchaban sus propuestas. Ellos le daban el tinte o le ponían el énfasis necesario a sus planteamientos en función del pensamiento que lo caracterizaban. Era el mecanismo para diferenciarse de los demás. En ese entonces, dirigentes fogueados, con ideologías y experiencias, dirigían las organizaciones y establecían las diferencias.
Pero comenzó a establecerse lo que se llamó: Globalización. Más que otra cosa, pensando en lo económico y en otros aspectos que establecían restricciones en el comercio internacional. De tal manera que los países comenzaron a adoptar medidas similares.
Pero ocurrió que los políticos y los partidos, probablemente confundidos, o por conveniencias del establishment, comenzaron igualmente a globalizarse. De forma tal, que como lo económico primaba en el concepto de globalización, esas ideas fueron afianzándose en los partidos. Y como efecto dominó, no solo se fueron derribando las barreras arancelarias, sino, las formas de pensamiento.
Como consecuencia, podemos notar que no hay mucha diferencia entre lo que piensan unos y lo que piensan los otros. Por lo tanto, las propuestas tampoco tienen grandes diferencias. Da lo mismo pertenecer o asesorar a uno hoy, y a otro mañana. Porque como son los mismos principios, se puede hacer desde cualquier lugar. Las teorías económicas y los planteamientos de los partidos, implementadas por los mismos pensamientos no se diferencian en lo fundamental. Solo cambian los análisis dependiendo de qué lado de la mesa estén sentados, o quien los contrata.
Pero eso crea una situación, que muchos políticos de oposición, imbuidos por los conceptos globalizantes, y en cierto modo condicionados por los sectores de poder, pasan por alto. Puesto que, como las medidas y ejecutorias adoptadas por los gobiernos, no difieren de las suyas, les crean barreras difíciles de salvar. Fundamentalmente frente a las mayorías que no tienen acceso a las grandes o medianas riquezas.
Cada día que pasa, los gobiernos, sobre todo de corte populista, buscan, de diferentes maneras, ampliar las ayudas, dádivas, subsidios o como usted quiera definirlas, para beneficio social o político, de los más desposeídos. Cosa que recomiendan los economistas, dependiendo, como dije antes, del lado donde estén sentados. Y para poder mantener esas políticas, los gobiernos se ven en la necesidad de incrementar los ingresos. Y eso se logra, aumentando las recaudaciones o los impuestos, haciendo recortes presupuestarios, o recurriendo al endeudamiento.
Recomendar desde la oposición políticas que tiendan a acabar con esas prácticas. O sea, disminuir los subsidios, las ayudas y el endeudamiento; no hacer mas obras o implementar planes de austeridad. Independientemente de acabar con la corrupción, implican recortar las economías. Y eso crea las barreras a que hice referencia más arriba.
Porque como ya todos están globalizados; desahuciaron a los pensadores avanzados, y confundieron la izquierda, centro y derecha, se acabaron los discursos diferenciados. Pero para ganar elecciones, hay que entusiasmar a las masas. Y eso implica discursos, cuyos efectos provoquen bienestar social y satisfagan los estómagos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas