Cuando los votos sobran

Cuando los votos sobran

El alcalde Roberto Salcedo recurrió a una vieja artimaña de político mañoso, valga la redundancia, ante las reiteradas quejas de los residentes en el sector La Esperilla a causa del ruido excesivo que, alegan, provocan las actividades que se realizan en el anfiteatro Nurín Sanlley: hacerse el loco. La estrategia funcionó durante un buen tiempo, pero tanto insistieron y machacaron su queja los denunciantes, a los que la situación obligó a crear una junta de vecinos (¡descubrieron que la unión hace la fuerza!), que el ministerio de Medio Ambiente tuvo que intervenir en el caso. Y el informe que rindió, luego de que uno de sus técnicos hizo un “descenso” (en realidad fue un ascenso; la zona está llena de torres) al lugar de los hechos no solo le dio la razón a los quejosos sino que se tomó la libertad de criticar la decisión de construir el anfiteatro en el parque, y hasta de recomendar un espacio mas apropiado: el viejo anfiteatro Agua y Luz, frente al mar Caribe, al que solo había que restaurar. Oportuno es señalar que el estudio del técnico se produjo el pasado viernes 3 de julio a las 10:30 de la noche, que lo acompañó la procuradora Carmen Núñez, y que se realizó mientras se presentaba un espectáculo. Ante un informe tan contundente, el tercero que realiza, mas o menos con los mismos resultados, Medio Ambiente, ¿qué tiene que decir el alcalde Roberto Salcedo? De hecho, ya lo hizo: respondió que en la zona se hicieron los estudios de suelo correspondientes y “nunca hubo una objeción de Medio Ambiente”, que la ciudad no puede detenerse en la implementación de sus proyectos, pero que de todas maneras está dispuesto a dialogar con los afectados. Y ojalá sea verdad, porque la impresión que da el señor alcalde, quien –por cierto– ya está en plena campaña en procura de su cuarto período consecutivo, es de que no necesita los votos de quienes residen en La Esperilla y otros sectores del entorno del Parque Iberoamérica.

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