Cuando Mónaco se quedó sin los Reyes Magos

Cuando Mónaco se quedó sin los Reyes Magos

Después de esperarlo por tanto tiempo, abrió finalmente sus puertas. Con estaciones preciosas, un servicio de primera y un público que no podía contener su júbilo, el Metro de Santo Domingo conquistó los “corazones” de muchos dominicanos. Yo no fui parte de esos agraciados. Por asuntos laborales y familiares, no me quedó más que dejar mi excursión -lo que fue para la mayoría- para el último día, es decir, el día de los Reyes Magos.

Ahí estuvo mi error. Para mí el día de Reyes ha sido y será siempre el 6 de enero. Para el gobierno, sin embargo, ese día no significa nada: por cambiar el orden establecido de las cosas, lo cambian como un día de fiesta cualquiera. ¿Resultado? Que los regalos llegaron el 5 y la Epifanía, esa conmemoración del día en que los Reyes conocieron a Jesús, quedó en el completo olvido. El Metro, por demás, cerró el 5 y no 6, como suponía yo.

Con un Metro que no puedo usar no sé hasta cuándo y una economía tan blindada como la propia justicia que sólo se aplica a los pobres (véase las noticias de los indultos, ampliamente comentadas, la de la Sun Land y demás hierbas aromáticas), mi única esperanza es que pronto seremos el Mónaco del Caribe.

Atrás quedó el Nueva York chiquito. Y es que, con la crisis que tienen, no queda más que conformarnos con haberles copiado un Metro del que podemos presumir, tal como comentó mi abuelita, quien lleva muchos años utilizando metros.

Hablando de Mónaco, amén de su glamour, quisiera alcanzar su  PIB por habitante: más de US$30.000 de promedio (el patrimonio “más pobre” supera los US$120 millones).

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