Muhammad Ali, considerado por las más prestigiosas publicaciones como el Deportista del Siglo XX, también fue una personalidad controversial de extraordinaria influencia en la política, en las luchas sociales y los derechos de la población afroamericana en un statu quo caracterizado por el racismo y la discriminación.
Considerado el mejor boxeador de todos los tiempos, conquistó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960 y el campeonato mundial de los pesos pesados como profesional en 1964 a la edad de 22 años, dando inicio a una carrera sin paralelo. La renombrada revista Time lo escogió como uno de los veinte personajes más reputados de los Estados Unidos.
De la mano del mítico entrenador Angelo Dundee libró memorables combates con destacados peladores como Sonny Liston, Joe Frazier, Floyd Patterson, George Foreman, Ken Norton y Henry Cooper entre otros. Es el único pugilista que ha ostentado el cetro pesado en tres ocasiones.
Al día siguiente de instalarse como monarca sorprendió a todos al cambiar su nombre orginal, Cassius Mecellus Clay, por el de Muhammad Ali, conferido por su líder espiritual Elijah Muhammad, al explicar que “Clay” era un apellido de esclavo que él no había escogido.
El nativo de Louisville, Kentucky, dentro de su activismo político y social, el caso más sonado fue el impasse que tuvo con el establishment en 1966 cuando siendo campeón mundial, se negó al reclutamiento en Houston para formar parte del ejército de su país en la Guerra de Vietnam.
Para justificar su negativa se declaró objetor de conciencia y su adherencia a los principios del Islam. Malcolm X fue uno de los líderes más cercanos y influyentes en la primera etapa, incluso estuvo con él en una habitación contigua en el mismo hotel donde se hospedaba con ocasión del combate en que le arrebató la faja a Liston en Miami.
Ante los medios de prensa externó la memorable declaración: “Pregunten todo lo que quieran sobre la guerra de Vietnam, siempre les tendré esta canción: “No tengo problemas con los Viet Cong…porque ningún Viet Con me ha llamado un nigger”(Negro).
Su firme posición y osadía le transformó en una especie de nuevo héroe, pero al mismo tiempo le ocasionó una tensa relación con el gobierno estadounidense y la élite dominante. No parabamientes para abordar con suma valentía y propiedad los temas más controversiales sobre religión, política, guerra y racismo.
Concluida la audiencia donde reiteró los motivos para tomar tal decisión de rechazar el reclutamiento, casi de inmediato la Comisión Atlética de Nueva York le suspendió la licencia para accionar en el cuadrilátero. Durante el proceso legal, el juez de la audiencia preliminar pidió que se le otorgase la objeción de conciencia, pero el Departamento de Justicia desestimó la resolución e instó a la corte de apelaciones del Estado de Kentucky para que la petición le fuese denegada.
En el juicio que se llevó a cabo en junio de 1967, fue declarado culpable y el juez le sentenció a cinco años de prisión y diez mil dólares de multa. Aunque fue liberado bajo fianza, su pasaporte le fue confiscado y no pudo salir del país por tres años y medio.
Pero gracias a su espíritu combativo no se daría por vencido, desde la repudiable sentencia se dedicó a dar conferencias en las escuelas sobre diversos temas, principalmente sobre su oposición a la Guerra de Vietnam.
Su popularidad aumentó considerablemente a nivel internacional, en los países donde predominaba el Islam y en el denominado “Tercer Mundo”. Era admirado por la demostración de su orgullo por ser afroamericano y por la confianza en sí mismo para superar los obstáculos y recuperar su sitial usurpado de manera injusta. (Continuaremos).