La tradición en la cual hemos sido formados y sigue perpetuándose a través de los años apunta a que el nacimiento de Jesucristo ocurrió un 25 de diciembre. Sin embargo, la audacia de fechar el nacimiento de Jesús no tiene una base bíblica, es decir, no hay ningún pasaje en la Biblia que lo afirme- ni tampoco que lo repruebe. Sin embargo, la mayoría de estudiosos e historiadores rechazan por completo la idea de que el nacimiento de Cristo fuese en este mes y día específico.

Una cuestión climática. Uno de los principales argumentos que refutan esta teoría es que al momento de nacer Jesús, según indica el texto bíblico en Lucas 2:8, habían pastores en esa región “que pasaban la noche en el campo turnándose para cuidar sus rebaños” (NVI). Para el pastor y licenciado en Teología Abraham Casado, de la iglesia Jesucristo Razón de Vivir, esta es una razón fundamental para descartar la idea: “En Israel durante el invierno la temperatura desciende demasiado. Este es el primer argumento. Los pastores no podían estar en el campo porque era invierno”, explica Casado. Una fría Belén probablemente bajo la nieve no es precisamente el escenario en que nos imaginamos el suceso.

Pero además hay otro dato que se encuentra en este mismo evangelio. Se trata del censo de Augusto César, que estaba a la cabeza del Imperio de Roma al momento de nacer Jesús.

Según Lucas 2:1, éste mandó a censar a todo el imperio romano para lo cual las personas debían inscribirse en su propio pueblo. El texto relata que José viajó junto a María (encinta) desde Nazareth para inscribirse en su pueblo natal, que era Belén.

Casado piensa que es ilógico que el emperador ordenara este censo en invierno: “De Nazareth a Belén hay aproximadamente unos 150 km cuando no había carros…. Una mujer encinta con nieve o en general: niños, ancianos… transportarse de un lugar a otro… eso le hubiese causado una revuelta (a Augusto César) y más un pueblo que se rebelaba constantemente. El rey no iba a mandar a mover tantas personas sabiendo la idiosincrasia de ese pueblo”, afirma. Sin embargo, cree que la fecha tiene tanta aceptación porque la gente está más interesada en seguir las tradiciones que en conocer la verdad.

Fecha adaptada. Fray José María Guerrero, de la Fundación de Hermanos Pobres de San Francisco y licenciado en Teología Dogmática, concuerda en que la Biblia no proporciona una fecha para el nacimiento de Jesús. Sin embargo, señala que hay un documento que data del año 336 dC, el “Cronógrafo filocaliano”, un calendario en el que se señala el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús.

Fray José indica que para el año 334 ya era una fiesta lograda en todo Occidente.

La razón por la que probablemente se escogiese esta fecha es porque los romanos celebraban una festividad en honor al dios Sol (“Dies Natalis Solis Invicti”) y la Saturnalia, una festividad romana en honor al dios Saturno (previo al 25 de diciembre) que coincide con el solsticio de invierno, período en el cual el sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo.

Fray José sostiene que este hecho “tuvo mucha influencia en que los cristianos escogieran esta fecha para celebrar lo que los cristianos consideramos el verdadero nacimiento del sol -Jesús”. De todas formas, personalmente cree que es la fecha correcta, ya que figuras como san Juan Crisóstomo o san Gregorio Nacianceno lo afirmaban por lo que considera que Dios les inspiró con la fecha. Con todo, señala que lo importante es el hecho de que Jesús verdaderamente nació, hecho que ningún historiador puede refutar.

De su lado, el padre Pedro Francisco Lluveres, rector del Colegio Loyola, afirma que fue la Iglesia la que decidió que la fecha fuese un 25 de diciembre, pero que lo importante no es la fecha en sí misma sino lo que simboliza: “Fue una manera de darle un sentido nuevo a esa fiesta pagana…”, agrega que Cristo “sigue siendo el símbolo de redención y salvación para toda la humanidad”. Lamentó que muchas veces la festividad se aleje de los valores cristianos con el consumismo que la rodea.

“Que no sea un tiempo de regalos materiales ni de poner tantas luces, sino de pensar en tantas personas a quienes les falta el pan, incluso en el entorno de la misma familia”, exhortó el religioso.