En la adultez mayor, los padres dejan de ser independientes y funcionales como antes, lo cual es importante que los hijos los entiendan. Fotos/Fuente externa
¿De qué manera los hijos deben vivir la etapa de vejez de los padres? Primero, desde el respeto de siempre, nunca verles como una carga y siempre brindar protección y amor.
No todas las personas envejecen de la misma manera. Mientras hay quienes esta etapa de la vida parece pasarle por encima, al menos en cuanto a salud y habilidades, para otras trae consigo un sinnúmero de dolencias, enfermedades, incapacidades físicas…
Partiendo de que es ahí donde hay que aplicar el versículo bíblico que dice: “ Hijo fuiste y padre será”, lo cual no siempre es tomado en cuenta, consultamos al psicólogo clínico y catedrático Luis Vergés para que nos arrojara luz respecto sobre cómo los hijos deben enfrentar los retos y los miedos cuando papá y mamá llegan a la adultez mayor.
Explica que la vida puede ser vista desde muchas ópticas, incluyendo la más saludable, un ciclo que afirma abarca varias etapas, cada una de las cuales tiene sus encantos pero también carencias.
Señala el especialista de la conducta que es importante que los hijos aprendan a ver a sus padres en la medida que envejecen como seres que no pierden su valor por el hecho de que los años vayan pasando, sino que cada año de vida es una nueva oportunidad de quererlos y cuidarlos, “así como fuimos cuidados y amados por ellos cuando les tocó la oportunidad”.
Afirma, sin embargo, que gran parte de los problemas asociados al cuidado de los padres de parte de los hijos ocurren como una extensión de temas que estos no han resuelto entre ellos.
Indica que algunos mantienen rivalidades fraternas por conflictos no resueltos del pasado, lo cual dificulta que se pongan de acuerdo en cuestiones mínimas.
“Lo importante aquí es cambiar la actitud sobre el cuidado de nuestros padres, y en vez de verlo como una carga o problema incómodo, más bien como una labor compasiva y bienhechora que nos permite expandir nuestra vocación humana hacia nuestros progenitores”.
Sostiene que una vez mejorada la actitud y desvanecidos los obstáculos emocionales que impiden el cuidado es conveniente que en la familia haya un líder sensato y coherente que proponga la distribución de responsabilidades de forma justa y amorosa.
Pasar de protegidos a protectores
Afirma Vergés que este es un proceso que se facilitará a partir de las habilidades prácticas que se hayan logrado y la mirada positiva que los hijos aprendan a dar al nuevo rol que las circunstancias les convoca.
“Aprender a ver el cuidado de nuestros padres como una oportunidad de evolución y desarrollo interior como personas, nos consolida y ayuda a fortalecernos moralmente. A ver más las ganancias, que a centrarnos en un enfoque negativo de la atención y el cuidado. Esto nos quitará los obstáculos que impiden que asumamos nuestro rol con entusiasmo”.
Vejez o adultez mayor
En esta etapa los padres se enfrentan a los sentimientos de la soledad, falta de independencia y sensación de vulnerabilidad, lo cual dependerá de varios factores, enfatiza.
Entre ellos, precisa, las características personales, el trato que reciben de los hijos, y en qué medida están impedidos de realizar alguna actividad que les haga sentir algún propósito importante en sus vidas.
Es normal el miedo
El profesional de la conducta manifiesta que es normal el tener miedo a fallar, sobre todo porque el cuidado de los padres implica la ruptura con una serie de concepciones previos: de ser cuidados, a ser los cuidadores, entre otros.