Cuando se cae el sistema

Cuando se cae el sistema

Como la gota que cae en la piedra hasta producirle un hoyo, habrá de repetirse durante mucho tiempo, que las posibilidades teóricas de desarrollarnos como nación son mínimas o francamente nulas, mientras no resolvamos el problema de la energía eléctrica y acabemos con los apocalípticos apagones.

Hemos señalado en múltiples ocasiones que pretender “computarizar”, “informatizar” o “tecnologizar” al país en medio de interrupciones del fluido eléctrico, es una fantasía política de mal gusto; es una forma de profundizar la irresponsabilidad colectiva eternizando una excusa válida para todo aquel que directa o indirectamente esté “conectado” a un “sistema”, pues los apagones “tumban” los sistemas de todos los que hacen promesas de cumplimiento de objetivos  laborales, pues, para cualquier cosa se dice: “No puedo atenderlo” o “no pude cumplir” porque se cayó el sistema.

Donde más “se caen” los sistemas es en las oficinas públicas, en especial si alguien quiere saber, apoyado en la Ley de libre acceso a la información (2000-04), cómo andan los asuntos administrativos, manejo de fondos o recursos de cualquier tipo que pueda oler a corrupción.

Un amigo nos contó que cada vez que acudía a una oficina pública alrededor del mediodía encontraba que se había caído el sistema. Con las repetidas esperas hasta que las computadoras se recuperaran de las caídas, hizo amistad con una empleada y le solicitó que,  con sinceridad, le dijera  qué podía motivar estas coincidencias y ella, pidiéndole la debida discreción, le dijo: “Licenciado, lo que pasa  e’  que aquí to’  somo dominicano y a la doce to’  el mundo se manda a comé”.

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