Cuando se creó la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)

Cuando se creó la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)

MARIANNE DE TOLENTINO
“Es tal vez un buen consejo a dar a los críticos de arte: aprender a dormir con los ojos abiertos, lo que les permitirá sin duda evitar de vez en cuando momentos de irritación respecto a sus colegas.”

Pierre Restany

La Asociación Internacional de Críticos de Arte es la organización mundial que agrupa a los críticos de arte, y todas las secciones nacionales –entre ellas la Asociación Dominicana de Críticos de Arte (ADCA)- están colocadas bajo su égida, en principio con los mismas normas éticas y una legislación interna similar.

La AICA fue fundada en 1949. Se hace edificante saber que su creación ha sido, en cierto modo, una consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y del deseo, –luego de años de barbarie, muerte y dictaduras– de fomentar la paz, el arte y un renacer del humanismo. Después de la Primera Conferencia General de la UNESCO en 1946, se contempló, en un reporte internacional de Mjomir Vanek, reunir a los críticos de arte para “defender a los críticos de arte y los artistas que colaborarían, como una organización de especialistas, con la UNESCO.”

El primer congreso internacional de los críticos de arte, ya orientado hacia el arte contemporáneo, reunió a expertos de unas 30 naciones, con los siguientes propósitos: establecer contactos permanentes entre los críticos de todos los países, crear una asociación internacional de los críticos de arte, reuniéndose cada año en un país distinto y crear una oficina central permanente con sede en París.

Verdaderos iconos de la crítica estaban presentes como Lionel Venturi, Herbert Read, Jean Cassou, Gaston Diehl y Giullio Carlo Argan. Relatan que muchas cosas se discutieron, con una embriaguez de la expresión libre, y sostuvieron que: “los regímenes fascistas y nazis, proscribiendo la crítica de arte, han hecho un daño,  del cual el arte sigue sufriendo.” Se planteó la crítica de arte como un ejercicio profesional completo, con la convicción de una especialidad singular y la necesidad de forjar herramientas tanto técnicas como jurídicas, con una atención particular por las condiciones sociales y morales. Se insistía acerca de la misión del crítico; enseñar y guiar, y también de los peligros del localismo.

El segundo congreso internacional se reunió un año más tarde, en la casa de la UNESCO. El 27 de junio la AICA estaba creada, sus primeros estatutos aprobados, su primera directiva elegida. El  cónclave de mucho prestigio se interesó aun por los derechos y responsabilidades de los críticos de arte ante el público, los artistas y el poder oficial.

Las bases estaban echadas. De ahora en adelante la AICA se reunió anualmente. Las secciones nacionales se crearon y se multiplicaron. Por cierto, un trasfondo político de alto nivel, en contra de la dictadura, la guerra y la represión no ha dejado de imperar en su seno. Sin embargo, no deja de sorprender el hecho de que, siendo prácticamente una emanación de la UNESCO, esa organización internacional haya dejado de subsidiar a la AICA.”¡C’est la vie!”.

Ahora la Asociación Dominicana de Críticos de Arte, aquejada de un letargo de varios años, debe demostrar a la AICA su capacidad, su transparencia y una acción real desde la obligatoria reforma de los estatutos locales hasta un programa de actividades, conformes a la ideología de la AICA, la cual ha conservado su vigencia desde la fecha histórica de su fundación.

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