Cuando se pierde el respeto por la dignidad ajena

Cuando se pierde el respeto por la dignidad ajena

Los trazos se desdibujaban a cada intento. Escribir, en días aciagos como estos, es difícil: por más que se quiera ser un poco optimista o normal, al menos, no se puede. La última semana, turbulenta, nos ha traído historias de horror. Nunca, como ahora, las cosas se veían tan mal.

Aunque mi memoria es escasa, por aquello de mis 40 años, es difícil que la sociedad dominicana haya visto algún hecho tan terrible como el que aconteció  en la Escuela Juana Saltitopa, de Los Alcarrizos, donde dos niñas de 13 y 14 años utilizaron un palo para violar a una  mujer que tiene problemas mentales.

No puedo imaginar qué pensaron esas niñas para hacer algo tan abominable (en el patio de la escuela y en horas de recreo). Tampoco  puedo entender que sus compañeros, en lugar de recriminarlas, disfrutaran  la escena,  rieran y las invitaran a continuar. Ahí había, aunque duela decirlo,  niños de  hasta 9 años.

El vídeo del ultraje es tremendo. Filmado por uno de los muchachos presentes, fue subido a internet y pasado en uno de los noticieros, provocando estupor en los espectadores.

 La historia, de principio a fin, lastima. No sólo se trata del abuso a alguien que no puede valerse por sí mismo, sino que nos hablan de los niveles de degradación a los que hemos llegado en la República Dominicana. Y es que, para coronar, nos presenta la imagen más cruel de los medios: lo que somos capaces de transmitir en nombre del rating.

A pesar de la vergüenza y el dolor, sin embargo, debemos tomar este caso para reflexionar. Pensemos qué hacer para que esto no vuelva a suceder.

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