¿Cuándo un anuncio es gracioso y cuándo no?

¿Cuándo un anuncio es gracioso y cuándo no?

Saber dónde está el límite entre lo ridículo y lo maravilloso es tarea difícil en ocasiones. Sobre todo cuando se hace una obra que tiene matices artísticos, como es la creatividad publicitaria. No es un arte la publicidad, sino una técnica, una herramienta del mercadeo. Pero emplea el arte, tanto gráfico como textual, tanto en pintura como en fotografía, ilustración, etc. Tan es así que hay anuncios que bien podrían ser considerados como obras de arte.

Un ejemplo de eso es uno que se hizo hace años para un cigarro cubano, y que salió en varias revistas europeas. Consistía en una fotografía totalmente negra, en la que sólo se veía el humo que se contorneaba fino y suave en su serpentino movimiento en contra de la gravedad, llevado por la gravidez del aire que lo impulsa a sus zonas menos densas. En la parte inferior de la foto, se leía una frase de tanta belleza que pudo haberla escrito Víctor Hugo o Keats, Vallejo o Franklin Mieses Burgos u otro de los grandes escritores de la humanidad. Por lo poética. Por lo elegante. Decía la frase: «La huella de una obra de arte, no es necesariamente imperecedera». Le sobraba belleza.

En cambio, vamos a comentar un caso inverso. Se trata de una empresa que, luego de acertar en varias ocasiones con anuncios de impacto, con gracia, buen gusto y dirección mercadológica acertada, sale con un anuncio en la misma línea, pero en el que yerra.

Es de un restaurant donde venden exquisitos platos, maravillosas cervezas cenizas de frías y excelentes vinos,en un ambiente citadino confortable: La Esquina de Tejas.

Especializados en hacer también de los mejores sandwichs de la Capital, los promueven frecuentemente en sus anuncios. Hace un tiempo, publicaron un pequeño arte de prensa que no obstante su tamaño, causaba gran impacto por su diseño y título. La foto contenía un apetitoso sandwich que no contenía los más frecuentes ingredientes que éste trae. No tenía tomates, carne roja o de cerdo ni hot dog. Se trataba de un vegetariano, propio para personas que por la edad, tienen problemas con el ácido úrico. El titular principal era: PARA LOS QUE TEMEN EL ╡CIDO VIEJΘRICO.

Con esta frase, el comunicador se burla del target al que va dirigido el mensaje del anuncio, pero lo hace con tanta gracia que al blanco de público no le molesta. Al contrario, como el consumidor de la Esquina de Tejas es generalmente lo que llamamos un viejevo o viejeva, personas adultas, pero con un espíritu fresco e informal, por ello el chiste no le cayó mal. Resultó una forma muy graciosa, impactante y atractiva de llamar su atención hacia el producto.

Luego, publicaron otro arte para promocionar su emperedado típico, el buque insignia de la casa. Y como los dueños de La Esquina de Tejas se inspiraron para ponerle el nombre al lugar, en un lugar de Cuba que lleva el mismo nombre, también emplearon en este anuncio, una expresión típica de los cubanos cuando están en chercha. El título decía: …ÑO! Expresión que generalmente los cubanos dicen acompañada de un gesto de enérgica energía, cerrando sus puños y levantándolos en señal de máxima satisfacción. Hasta ahí todo iba bien. Y por estos anucnios hay que felicitar a la agencia que los hizo y al cliente que los aprobó.

Son anuncios verdaderamente graciosos. Pero ahora, al inicio de la semana santa, publicaron uno en el que se les fue la mano y la gracia. Ya veremos por qué.

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