Cuando una bomba virtual podría ser mejor que la real

Cuando una bomba virtual podría ser mejor que la real

POR DAVID E. SANGER
VIENA, Austria.- A primera vista, la lucha actual para forzar a Irán y Corea del Norte a renunciar a sus supuestos programas de armas nucleares tiene perturbadores ecos del fiasco estadounidense en la búsqueda de las armas de Irak. Hay informes de espionaje confusos. Hay una fuerte retórica de parte del gobierno de George W. Bush. Hay una mezcla de amenazas y negaciones de parte de regímenes paranoicos que suenan como si tuvieran algo que ocultar. Y no hay armas humeantes.

Pero en el caso de Irak, la cuestión crítica -en la cual las agencias de espionaje estadounidense fallaron tan espectacularmente- era si Saddam Hussein había restablecido sus programas de armas químicas, biológicas y nucleares, elevando la amenaza que representaba a una que justificaba una acción militar urgente.

Para Irán y Corea del Norte esa no es la cuestión real. Más bien, el asunto es si han encontrado una forma de burlar exitosamente al sistema y construir una «bomba virtual».

En esta era, una nación no tiene que exhibir sus armas nucleares en la capital el Día del Trabajo. De hecho, probablemente está en contra de este interés en hacerlo. Todo lo que tiene que hacer es crear una ambig_edad convincente, hacer que el mundo se pregunte si, en caso de que la presión llevara a hablar de un ataque preventivo, en unas cuantas semanas el país pudiera armas un arma nuclear funcional y lanzable. En una era en que los componentes centrifugadores y los diseños de bombas están en el mercado negro, y en que la tecnología ha hecho la construcción de bombas mucho menos costoso y consumidor de tiempo, no se necesita mucho para que el mundo lo tome a uno en serio.

«Los llamo »estados con armas latentes»», dijo Mohamed ElBaradei, el jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica, en una entrevista la semana pasada. «Es una descripción que se adapta a muchos países que tienen los conocimientos. La única clave es el material fisible. Si se es inteligente, no se necesita desarrollar una bomba, sólo se desarrolla una capacidad. Y ese es el mejor disuador».

Por supuesto, un arma nuclear, real o virtual, es más que un disuador. Tiene el poder de dar forma a los acontecimientos en una región. La ambig_edad nuclear es todo lo que se necesita para cambiar el equilibrio estratégico. Saddam Hussein perdió la oportunidad de hacer eso después de la Guerra del Golfo de 1991, cuando funcionarios estadounidenses y de la ONU se sintieron consternados al descubrir cuánto progreso había hecho en una bomba. Destruyeron esa capacidad, y como se descubrió Irak nunca pudo restablecer su programa.

El espionaje estadounidense cree que Corea del Norte e Irán han tomado en serio esta lección. «Ambos regímenes ven éste como el mayor error de Saddam Hussein», dijo recientemente un ex alto funcionario del espionaje estadounidense, insistiendo en el anonimato porque estaba citando conclusiones de evaluaciones clasificadas como secretas. «Si Saddam hubiera podido formular un argumento convincente de que podía construir un arma rápidamente, piensan que ningún presidente estadounidense se habría atrevido a correr el riesgo de una invasión».

En este análisis, el gran error de Saddam fue que se apresuró al invadir Kuwait hace 14 años, antes de convencer al mundo de que estaba al borde de adquirir armas nucleares. Luego perdió todo el equipo que podía haber creado esa aura: centrifugadoras para enriquecer uranio, áreas de pruebas de explosivos y misiles intermedios que podían haber portado las ojivas. Cuando Saddam siguió insistiendo en 2002 y 2003 que ya no tenía un programa, Bush y las agencias de espionaje pudieron argumentar que probablemente se mostraba demasiado taimado, una vez más, y que era tiempo de detenerlo, antes de que un programa oculto se convirtiera en un arma oculta.

Corea del Norte e Irán están siguiendo una estrategia diferente, haciendo gala de su capacidad. Corea del Norte tiene un argumento fácil que formular. Antes de que expulsara a los inspectores hace casi dos años, tenía un inventario de 8,000 rodillos gastados de combustible nuclear que podían ser convertidos en plutonio de calidad para armas con relativa facilidad. Cuando un pequeño grupo de expertos estadounidenses fue invitado al país a principios de este año, los norcoranos orgullosamente les mostraron que los rodillos habían sido retirados de sus estanques de enfriamiento, y dijeron que la conversión a plutonio estaba casi completa. Para este momento, todos se figuran que probablemente estaban en lo correcto.

¿Convirtieron los rodillos en cinco o seis armas? ¿O sólo en combustible listo para armas?

«¿Cuál es la diferencia?», pregunta ElBaradei.

Los iraníes están siendo un poco más sutiles. Han mostrado sus centrifugadoras, y confesado ocultar elementos de su programa durante 18 años, pero ElBaradei dice que él no ha visto evidencia de que tengan un programa dedicado de armas nucleares. Los iraníes insisten en que están enriqueciendo uranio sólo para generar energía nuclear, y que el Tratado de No Proliferación Nuclear les permite hacerlo. Después de todo, señalan, naciones como Japón hacen lo mismo. La semana pasada, Irán aceptó suspender la producción mientras toma parte en negociaciones que pudieran traer inversión y tecnología al país. Pero puso en claro que no pretendía renunciar a la tecnología.

«La República Islámica no ha renunciado al ciclo del combustible nuclear, nunca renunciará a él y lo usará», dijo su principal negociador nuclear, Hassan Rowhani. Señalando que Irán de nuevo había eludido los esfuerzos de Washington para pedir al Consejo de Seguridad de la ONU que considere sanciones debido al programa, añadió: «Hemo probado que, en una institución internacional, somos capaces de aislar a Estados Unidos. Y esa es una gran victoria».

Pero aun cuando Irán repitió el lema sobre sus intenciones pacíficas, la Agencia Internacional de Energía Atómica estaba demandando acceso a sitios militares donde sospecha que podría estar en marcha un programa de enriquecimiento secreto y paralelo. Los iraníes no tienen que dejarlos entrar, a menos que ya haya evidencia razonable de material nuclear en el sitio. Hasta ahora, la evidencia es escasa.

Mientras tanto, los iraníes no guardan en secreto sus esfuerzos para desarrollar nuevos misiles que pudieran transportar ojivas nucleares. Si pueden continuar con el juego -con un programa nuclear «pacífico» que pudiera volverse militar en cuestión de semanas después de renunciar al tratado de no proliferación (como hizo Corea del Norte el año pasado)- los iraníes podrían haber encontrado la forma de construir el arma virtual perfecta.

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