Cuando «una cosa es con guitarra y la otra es con violín»

Cuando «una cosa es con guitarra y la otra es con violín»

Previo a la euforia desatada por seguidores del partido triunfante en los recientes comicios del pasado 16 de mayo, algunos sectores auguraban que los problemas actuales de la economía dominicana podrían superarse con sólo proclamar al nuevo candidato, desconociendo los principios elementales de la naturaleza material que sustenta a toda economía.

Tras la embriaguez inicial del impacto que este triunfo ha significado, analistas, políticos e integrantes del nuevo equipo económico empiezan a ver más de cerca un «iceberg» que para quienes ahora toman las riendas del poder se presenta en el mar proceloso de una crisis caracterizada por elementos externos e internos muy difíciles de lidiar.

Para empezar, el primero en poner la piedra angular para encarar los múltiples problemas que confrontará la próxima administración la ha puesto el recién electo vicepresidente de la República, doctor Rafael Alburquerque, al citar la necesidad de enfrentar, por un lado factores externos como los altos precios del petróleo, y por el otro, perturbaciones internas de la economía como son la inflación, la devaluación del peso y el déficit cuasi fiscal. Aunque no mencionado por el doctor Alburquerque, el pago de la deuda externa, sobre todo de los bonos soberanos, se agrega a estas preocupaciones.

Afirmaciones del recién electo Presidente Leonel Fernández sobre la necesidad de dejar a un lado las confrontaciones, revelan la decisión de las nuevas autoridades por encarar con mayor énfasis los problemas derivados de la crisis económica que condujo al país a confrontar primero un choque externo y luego una crisis interna cuyas repercusiones afectó a la banca al final del primer trimestre del 2003.

Quedando aún un largo trecho por recorrer entre el momento en que las autoridades constitucionalmente deberán entregar el mando a las nuevas autoridades electas, los líderes del partido que gobernará los destinos del país han comenzado a contactar con sectores sobre las diversas modalidades de salidas a que el país tendría opción para mejorar su situación actual.

El examen de la realidad se ha extendido a los organismos multilaterales, así como a los representantes de países amigos, como forma de viabilizar la liquidez necesaria que permita paliar una crisis que aunque en gran medida se ha enfrentado exitosamente, aún mantiene remanentes que amenazan con la estabilidad actual y de corto plazo del país.

Deuda: cuestión de «confianza»

Uno de los mayores temores que embarga a las autoridades entrantes subyace en el futuro de una parte de la deuda externa, lo cual ha influído a un exfuncionario del PLD a plantear la necesidad de ponerle un «tope» al endeudamiento externo.

Pero más allá de estas consideraciones, de entrada las nuevas autoridades del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) cruzarán por la primera prueba de fuego al lidiar de entrada con varios de los problemas que internamente espolean la economía nacional.

Asuntos como la emisión monetaria, la elevada inflación como consecuencia del alza de precios de los productos, así como la relativa volatilidad de las tasas de cambio, algunos piensan que podrán ser enfrentados con una buena dosis de «confianza» que es lo que en estos momentos venden las nuevas autoridades electas.

Para empezar, la prestigiosa firma financiera internacional «JP Morgan» estima que las elecciones serían una clave para restablecer la confianza, aunque al mismo tiempo complican una potencial reestructuración de la deuda en bonos soberanos, en vista de las necesidades fiscales del gobierno.

En adición, sostiene JP Morgan que el período para el período de transición convertiría una eventual reestructuración de bonos soberanos, en caso que el gobierno así lo decidiese, en un asunto problemático.

Sin embargo, a pesar de que existe la posibilidad de que las actuales autoridades dejen el problema de renegociar o no la deuda en bonos para decisión del próximo gobierno, JP Morgan estima que las próximas autoridades estarían inclinadas o preparadas para incluir en su primer acto oficial una declaración de moratoria o una atendible reestructuración de deuda.

Menudos problemas

En el orden interno, otros problemas traerán sus dolores de cabeza a las nuevas autoridades. En el caso de la alta emisión monetaria, debido a los desajustes macroeconómicos, los tibios esfuerzos hechos desde el Banco Central no han dado en el blanco desde que se inició el intento por atajar la inflación y el alza del dólar.

En el caso de la emisión monetaria desde la alta emisión mantenida en febrero y que llegó al tope de los RD$ 79 mil 101.2 millones, se logró reducir tan sólo hasta RD$ 67 mil 723.4 millones al 7 de este mes. Esto explica que aún con el pliego de medidas monetarias, el dólar sólo se repliegue por momentos en un vaivén incontrolado de la masa monetaria sobre la economía.

Tal descontrol ha originado fluctuaciones increíbles en el tipo de cambio en los mercados, que lo han situado desde RD$46.20 por dólar al 30 de marzo de este año hasta los RD$50.94 por dólar al 6 de este mes y hasta los RD$46.19 al día 14 de este mes, previo a las elecciones.

En el caso del indicador monetario referido a los precios, en la medida en que se ha ido frenando el chorro de emisiones monetarias a principios de este año, ha ido bajando la tasa mensual de inflación que empezó con un 9.23% en enero, siguió con un 11.25% mensual a febrero, para bajar sucesivamente hasta un 2.34% a marzo y un 0.70% en abril pasado, la más baja tasa desde el principio del dislocamiento macroeconómico que significó el rescate de los bancos en fase de quiebra.

Tal desbarajuste de la estabilidad es lo que ha contribuído al desmoronamiento del crédito bancario que hoy ronda tasas cercanas y por encima del 50% para préstamos que brillan por su ausencia en las instituciones intermediarias, haciendo que el Banco Central se responsabilice de un gran déficit cuasi fiscal.

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