Todos los indicios apuntan hacia una prolongación inquietante de la crisis económica y financiera global. Los reportes de los organismos especializados no dan señales halagüeñas.

Estados Unidos ha vivido en estos días de apertura del período navideño, tras la tradicional festividad de Acción de Gracias, aleccionadores momentos de constreñimientos personales.

Las ventas en las tiendas estadounidenses, durante el conocido Viernes Negro, fueron las más opacas de la última década y, aunque la gente acudió en masa a los grandes centros comerciales, se reportaron compras tímidas. Y que conste que se calcula en 128 millones los norteamericanos que se lanzaron frenéticamente a las tiendas.

Según agencias de prensa, un 58 por ciento de los neoyorquinos gastará menos en regalos en esta temporada navideña. Una situación como para ser meditada por estos lares. Al arrancar la semana se habla de posibles cancelaciones de reservaciones de viajes ya programados. Las autoridades españolas tratan de atajar la desaceleración de la economía, destinando para ello once mil millones de euros – unos catorce mil millones de dólares – con el deliberado propósito de crear 200 mil puestos de trabajo. En la nación europea buscan también “capear” el mal temporal y evitar mayores males. El sector construcción en territorio ibérico atraviesa por uno de sus peores declives. Al menos nuestras autoridades han tenido el comedimiento de elaborar un Presupuesto nacional conservador para el 2009. De todos modos, cuando veas las barbas del socio arder…