Euclides Gutiérrez Félix ha demostrado desde muy joven singular inteligencia y talento en las lides políticas, muestra que fue escogido senador por el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, secretario particular por 22 años del líder y blasonado escritor Juan Bosch, y autor de la más completa biografía del Jefe, intitulada Trujillo, Monarca sin corona.
Es posible que por su edad, 85 años, y la carga emotiva política como la cabeza mejor amueblada del PLD, conforme evaluación del desaparecido afecto Ramón Alberto Font Bernard, que comparto, Euclides reincide en sus artículos en El Nacional cada lunes, en menospreciar a la oposición tildándola de disparatosa.
Reincide en potenciar en cada trazo de sus artículos su caudaloso yo, sin omitir en ninguno de ellos a “Juan Bosch, el gran maestro político del pueblo dominicano y de América”, cuando Bosch alcanzó el poder que no supo conservar, y catapultó a un bisoño a la presidencia de la República, sin saber lo que hacía vencido por el alzhéimer, y con el inequívoco respaldo del “etnarca” Joaquín Balaguer.
Reitera Euclides en cada artículo que nuestro país es “Legendario, veterano de la historia y David del Caribe”, que hastía, y envía un mensaje subliminal de que su arsenal expositivo se agota.
Un talento y “reservoir” de experiencias como atesora Euclides, figura cimera del pensamiento del Sanedrín de 35 marchantes que conducen el destino nacional de diez millones que somos en el famoso Comité Político del PLD, por encima del Congreso Nacional, debiera aportar al país exponiendo una plataforma conceptual concerniente a pautar un hoy mejor y un mañana superior, sin menoscabo de la acera de enfrente, propiciando un PLD renovado y humilde, no el coto prepotente y engreído que es su cúpula copetuda.