Cuántas cosas extrañas

Cuántas cosas extrañas

¿Se debe escribir o expresar todo lo que se piensa? No. Aunque signifique autocensura. Pero los acontecimientos del diario vivir en la República Dominicana nos llevan a la conclusión de que algo novedoso pudiera estarse cociendo.
¿Por qué? Preguntaría un chusco por ahí. ¡Ah! Bueno… ¿No nota usted todos los hechos presentes muy, pero muy diferentes a épocas pretéritas?
Evidentemente, debe resultarle chocante que seis hombres encapuchados y armados penetren a un puerto y se lleven un furgón cargado de televisores y otras mercancías.
O, que un grupo de agentes policiales agarren a un dueño de un colmado y su hijo, propinándole una golpiza.
Que un ministro de Estado erogue un cheque por RD$3,0 millones, supuestamente para cubrir daños de un pretendido tornado, que no aparece “ni en los centros espiritistas”.
Que ante el escándalo mundial de soborno de la empresa brasileña Odebrech y que involucra a la República Dominicana, nuestras autoridades traten de obviar el tema.
Que hechos demostrados de corrupción sean enviados a archivos definitivos y la población ante el saqueo continuo y constante soporta estoicamente.
¿No le resulta alarmante que la dirección de CORDE haya vendido a precio vil los terrenos donde se levantó hace más de 40 años el barrio Los Tres Brazos en Santo Domingo Este a una empresa de bienes raíces que se dice propiedad de un aliado del Presidente?
¿No le resulta extraño que una legisladora mantenga el cargo de embajadora y cobre ambos sueldos en franca violación al Artículo 77, numeral 3, de nuestra Constitución que declara incompatible el cargo de legislador, excepto impartir docencia?
¿No resulta inaudito que el Presidente de la República, quien juró respetar y hacer cumplir la Constitución y las leyes, viole su juramento, cuando dio el chance a los funcionarios que no presentaron sus declaraciones de bienes a tiempo?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas