¡Cuántas ganas de joder!

¡Cuántas ganas de joder!

Manauri Jorge.

El policía se excede en el uso de la fuerza letal y termina con la vida de un niño, pero según algunos, no fue del todo culpable, porque el papá del menor le faltó el respeto al defenderse cuando le rociaron gas pimienta. Se supone que una persona no debe reaccionar en su defensa cuando su cuerpo presenta una sustancia que le genera malestar; el barbero debió controlar su instinto biológico y quedarse quieto recibiendo la agresión.

Si lo vemos desde un ángulo más “claro”, la culpa no fue del agente táctico que incautó una bocina de manera irregular. Es más, deberíamos darle un reconocimiento al uniformado por agotar, según la versión de algunos, todos los procedimientos para ejecutar una orden que ahora nadie dio. Coño sí, deberíamos promoverlo y condecorar al policía que intentó velar por el orden público al llevarse un equipo de música en medio de un carnaval. La imprudencia fue del ciudadano, estoy casi convencido de que sí.

Y voy más lejos, si esa bocina no estuviera ahí, el policía no mira para allá, ni cruza la calle, ni intenta llevársela sin mediar, ni saca el gas pimienta, ni agrede al peluquero, ni saca su arma, ni dispara, ni luego lo pisotea, ni se monta en la camioneta con la bocina, ni deja el menor herido de muerte, ni se huye de la escena. Vamos a verlo bien, la culpa de todo la tiene la bocina por llegar al país, entrar por Aduanas, llegar a un almacén, irse a una tienda, ser vendida a un distribuidor y llegar a las manos de quien la instaló en el carro. Debemos llevar al tribunal a la bocina, ella es la maldita culpable.

¡Oh no!, la culpa fue del niño que estaba en el trayecto de la bala del uniformado. El menor de 12 años debió estar dentro de su casa y no compartiendo con su familia en el predio de una fiesta cultural, fue su culpa por estar sentado al lado de su papá viendo las comparsas. Esa bala no tenía intención de cegarle la vida, salió en defensa propia del agente y, por casualidad, terminó con el niño. Fueron tres disparos inocentes, cualquiera los haría si se ve abrumado, incluso alguien con el entrenamiento del agente. Reaccionar al gas pimienta estuvo muy mal, disparar un arma de fuego letal estuvo bien. ¡Que cojones!

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Y puedo seguir argumentando de otro caso…

No, la culpa no fue del profesor que embarazó a la menor de 16 años y posteriormente la obligó a practicarse un aborto que horas después le causó la muerte. Realmente ella se lo buscó porque en sus redes sociales aparece bailando canciones tendencias con ropa a la moda. El docente, mayor de edad, no fue responsable de seducirla, tener relaciones con ella y después inducir indirectamente su muerte. Al final las mujeres son las que provocan que las violen por vestir como se sientan cómodas.

Ese pobre maestro lo que quería era educarla sobre las relaciones sexuales de una forma pragmática, era una clase privada genital que la menor anhelaba tener porque ella, con 16 años, ya tenía suficiente experiencia para saber que con un hombre mayor de edad no podía estar. La culpa fue de ella por sentirse atraída por su maestro, no de él por dar lengua española con ella y enseñarle que 1 + 1 pueden ser tres si no se usa protección. Al final, ese docente, ese ejemplar catedrático, es víctima de la biología porque las hormonas masculinas dominan la especie y nuestra capacidad de razonar se obnubila cuando aparece una erección.

Vayamos más lejos, los padres no fueron responsables de poner a su hija en bandeja de plata a un violador, incluso fue apropiado dejarla salir con el maestro a actividades fuera del aula -inserte playa- porque ese pobre hombre solo quería enseñarle a sumar besos, dividir las piernas, multiplicar los movimientos pélvicos y restar la confianza para contarlo a sus progenitores. Los tutores de la menor no tienen nada que ver en el caso, ellos son víctimas de ella que los manipulaba y engañaba. ¡Ay ombe!

Perdonen, no soy nada bueno para el sarcasmo.

¡Maldita sea! ¿Cómo diablos a una persona en su sano juicio se le ocurre defender lo indefendible? Dos casos que terminan en muerte de menores, dos de muchos que han ocurrido -y seguirán- en esta media isla. La insensibilidad social y falta de empatía nos está llevando a un punto donde no nos duele la muerte de nada ni nadie, siempre se busca la manera de justificar todo. Coño, cuántas ganas de joder.

Si la mujer usa una ropa corta y un hombre la agrede sexualmente, la culpa es de ella. Si la expareja la mata la culpa es de ella porque desbarató su hogar. Si un adulto tiene relaciones con una menor la culpa es de ella porque permite el acceso. Si el marido la agrede la culpa es de ella porque no lo obedeció. Si queda embarazada la culpa es de ella por no usar método anticonceptivo. Si aborta la culpa es de ella por no tener la criatura. Si tiene su bebé la culpa es de ella por parir. WTF. Todo lo justifican, todo.

Cuántas ganas de joder tiene la gente y los opinadores que ahora quieren justificar esas lamentables muertes. No, no y no. No hay argumento para defender el accionar del uniformado ni del profesor. El primero violó los procesos que establece el manual de su entidad y el segundo nunca debió involucrarse con una menor. Veo mucha gente con ganas de joder y de buscarle la séptima pata al gato para lucir imparciales y objetivos. No ombe, hay casos y hay casos, estas muertes no tienen justificación.

Tienes todo el derecho de decir lo que te dé la gana, pero recuerda que hay dolientes, eso saca más sangre del alma rota. Si no eres perito de la investigación, si no te piden tu opinión, si no vas a sumar nada al caso, ten un poco de empatía carajo, porque como sociedad, nos estamos yendo a la mierda de la mierda. Es muy chulo opinar en caso ajeno, ojalá nunca te pase a ti, porque vas a encontrar gente como tú justificando el crimen en tu contra y entonces te preguntaré… ¿Qué se siente estar del otro lado?

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