Leía en uno de los periódicos que la República Dominicana posee muchas oportunidades para iniciar nuevos negocios; cualquiera puede emocionarse al leer esas notas cargadas de esperanza y positivismo. Sin embargo, la realidad no posee una sola perspectiva, el país es bello y geocéntrico, pero, ¿y el dinero?
En estos días recibí una llamada de un amigo que es profesional, inteligente, emprendedor, domina dos idiomas a la perfección, maneja un negocio de servicios, tiene una bella y muy estable familia, pero ese mismo amigo me llamó, me localizó porque no tenía 89 dólares para comprar un producto y así generar más ingresos en su compañía. Podríamos buscar muchas razones y explicaciones a este fenómeno de precariedad económica, la realidad es que esta situación de poseer muy poco dinero es la generalidad en la población dominicana. Muchos nos lanzamos y creamos hipótesis, tratamos de explicar la pobreza, la desigualdad económica y la ambición desenfrenada. Usamos explicaciones basadas en argumentos teológicos, morales y sociológicos. La realidad es que ser parte de un país geocéntrico no te garantiza el éxito en los negocios, hay otras variables que interfieren en el éxito de cualquier compañía ubicada en la República Dominicana. Somos geocéntricos, estamos en la lista de los países que más han crecido económicamente, pero, ¿y el dinero?
Sabemos que la República Dominicana tiene mucho que ofrecer, somos de la Comunidad del Caribe (CARICOM), y del Tratado de Libre Comercio de Centroamérica (CAFTA); además, tenemos relaciones diplomáticas y comerciales con Norteamérica y la Unión Europea. Tenemos relaciones con otras naciones que nos interconectan con el mundo entero. El ser la primera colonia europea en el nuevo mundo nos posiciona y nos da una ventaja para explotar el turismo. Somos un pueblo encantador, nuestras raíces coloniales sirven de enlace para atraer a otras culturas, como ya hemos dicho, somos geocéntricos, y con un clima adecuado para el turismo. Somos un pueblo compuesto por un mosaico cultural, este hecho étnico nos facilita la inserción en muchas esferas y en el mundo empresarial. Tenemos múltiples ventajas, pero, ¿y el dinero?
Las ventajas nos motivan y cuando nos lanzamos a un negocio nos encontramos con un alto nivel de corrupción, un sistema tributario complicado, una energía precaria, un Estado que gira alrededor de los partidos políticos, destruyendo la creatividad, la innovación y la buena voluntad de los dominicanos emprendedores; terminamos cansados y preguntándonos: pero, ¿y el dinero?