¡Cuánto ahorra, ese muchacho!

¡Cuánto ahorra, ese muchacho!

Mi padre decía que se le había perdido el respeto al dinero. Me enseñó que la honradez es el primer valor de un hombre. Siendo muy joven trabajó en el Juzgado de Paz de El Seibo y hurgó en los archivos, encontró adinerados ladrones de tierras, ganados y otros tipos de delitos. Ningún Gautreau figuraba en los anales del tribunal. Lo repetía con orgullo.

Esa herencia me permite decir hoy que cuando decidí ser periodista sabía que un periodista que se respete sólo acumula bienes de fortuna si, además del ejercicio profesional, ejerce un oficio o profesión remunerativo, pero no es ético.

Por mandato del viejo don Julio comencé a trabajar como Tambor Mayor de la Banda Municipal de Música el primero de enero de 1950, acababa de cumplir 12 años. El trabajo infantil, bien dirigido, enseña, disciplina, organiza.

Para el primero de enero del 2015, cumpliré 65 años trabajando. Para muchos esos 65 son muchos años, para mi fue el inicio de un camino que no me canso de recorrer ni tampoco me arrepiento. En casa la negociante es mi mujer, como buena cibaeña. Como periodista he sido firme, franco, solidario, arriesgado, incisivo, implacable, capaz, respetado, respetuoso, defensor de los derechos humanos y la democracia en todos los frentes que Dios me ha permitido, tanto en la paz como en la guerra.

Nunca hablé ni dije de nadie lo que no pudiera probar. Me eché al hombro la causa del pueblo cuando fue necesario, pero nunca estuve solo.

He visto cómo muchos chupamedias se han convertido, al vender su alma al diablo, de busca anuncios pedidos por favor, en señorones de la prensa y los medios de comunicación, aunque en su huida no alcancen a ver su sombra cuando alguien grita: ¡zape!

La forma más fácil de determinar si una persona ha caído en la delincuencia es comparando su situación actual con su pasado.

Las fortunas no se amasan como las aguas crecidas de un río cuando le llueve en la cabeza. Las fortunas se amasan con el paso del tiempo, con privaciones, ahorro, frugalidad en los gastos, guardar harina en abril para tener pan en mayo.

Aquí se ve, se lee y se escucha cada afirmación que se formula con una cara de yo no fui que quien no los conozca que los compre.

He visto millones de pesos cuando voy a un banco donde hay muchos cajeros trabajando un día de pago, 15,25,30, pero me pregunto: ¿Cómo justifica Félix Bautista los 68 millones que dice que pagó por un solar al Banco de Reservas? ¿De qué mina sacó ese muchacho, en tan poco tiempo, tanto dinero? Lo peor es que no hay justicia. ¡Señores! pero aquí conocemos al cojo sentado y al ciego dormido!

 

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