¿Cuánto  cuesta tanto desorden?

¿Cuánto  cuesta tanto desorden?

El Gobierno hace bien en invertir recursos en obras como el Corredor Duarte para agilizar el tránsito. Tan solo el ahorro de tiempo y combustibles que permitirá ese conjunto de obras, representará una proporción bastante alta de la tasa de retorno de la inversión. Algunos cuestionan la decisión oficial porque  estiman que es muy alto el costo de estas soluciones viales, pero sería un buen ejercicio calcular cuánto le cuesta a la economía del país, a los contribuyentes, todo el desorden de tránsito que existe por falta de esas soluciones. Hay puntos de la ciudad en los que el congestionamiento del tránsito en horas pico encarece en proporciones insospechadas los costos de operación del transporte en función de gasto de combustibles y pérdida de tiempo.

En algunos puntos el tránsito es torpe no sólo por la cantidad de vehículos, sino también porque se permite estacionamiento a ambos lados de las vías, no hay sincronización de los semáforos, o están dañados, o sin energía en momentos de apagones, o parte de la calle está ocupada por vendedores. El desorden en esos puntos es un factor de costo que debería ser considerado por las autoridades con el mismo interés que lo hicieron para concebir las necesarias mega obras del Corredor  Duarte. El costo por tanto desorden justificaría que, además de obras, se necesita invertir para establecer orden en el tránsito.

Un  elemento que está de más

Desde alguna instancia del Poder se entiende que  hay políticos de la oposición incitando protestas contra los apagones. Quienes así reflexionan para juzgar las causas de las protestas  echan a un lado un elemento muy importante a la hora de valorar conductas o consecuencias: la cronología de las cosas, es decir, el orden en que se producen los hechos hasta llegar a provocar una consecuencia, que en este caso serían las protestas en barrios y comunidades.

En el caso que nos ocupa, para que haya irritación en la gente tienen que producirse, primero que todo, las causas que “gatillen” la conducta de la gente en esa dirección. En efecto, la ocurrencia frecuente de  apagones de larga duración sumada al no descuento de las facturas de las horas sin energía, irrita a la gente hasta empujarla a protestar en las calles.  Si hay apagones e irritación ¿para qué, entonces, se necesitaría la incitación de  políticos de la  oposición?

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