¿Cuánto durará ese liderazgo?

¿Cuánto durará ese liderazgo?

DONALD GUERRERO MARTÍNEZ
Lo he preguntado a varias personas. ¿Cuánto durará el liderazgo del ex presidente inmediato de la República en el Pe-errede, y cuánto en el país? Al temor de que «todo es según el color del cristal con que se mira», tal lo dijo Calderón de la Barca, las respuestas reflejaron el sentimiento político de cada quien. Cinco las resumen. Son de un abogado, un intelectual, un investigador histórico, un hombre de la calle y un mecánico…

Dijo el primero «que no se sabe, pero tiene un millón 300 mil votos.» Para el intelectual «ya esa un cadáver político.» El investigador histórico preguntó a su vez «¿Y cuál es el liderazgo que tiene? No tiene ninguno.» El hombre de la calle respondió que «ya él se aprovechó para no pensar más en eso, y él lo sabe. «Y el mecánico, «que ya eso se queda así, no vuelve más, acabó.» No averigüe si quiso decir que acabó su carrera, o con el partido, o con el país.

Respecto del primero, no se puede asegurar que ese millón 300 mil votos sean propiamente del Presidente 2000-2004, ni del partido que lo postuló. Posiblemente tampoco son del Presidente Leonel Fernández los más de dos millones con los cuales es nuevamente el inquilino del Palacio Nacional. Sin descartar que el acierte, la tajante respuesta del segundo es tempranera. Estoy cerca de la tercera, ¿Cuál es el liderazgo que tiene? Lo expresado por el hombre de la calle hay que dejárselo al tiempo. La del último se coloca al lado del cuarto. En los votos contados al candidato que devino en pepehachista hay un porcentaje importante aportado en función de la frustración sentida por nutridos núcleos poblacionales, algunos eventualmente perredeistas, que fueron golpeados por la crisis generada por la ineficiencia del gobierno pepehachista. Ese es, precisamente, un factor entre los que posibilitaron la vuelta al Poder del Presidente Leonel Fernández, para un segundo mandato consecutivo no producto de la reelección.

Pienso, sin descartar que acierte, que es muy temprano para considerar al personaje del tema como un cadáver político. Veo más acertada la respuesta, a su vez pregunta, del tercero, ¿Cuál es el liderazgo que tiene? En estos países de democracia tropical enclenque, es facilísimo desde el Poder ser «líder que manda para ser obedecido en todo, y complacido hasta en sus caprichos.» Lo de que «no vuelve más, ya acabó» hay que dejárselo al tiempo.

Hay que fijarse en la frase «lo que quería era desbaratar al Pe-erredé». Si se piensa en la burla, el vilipendio y el olvido con que victimó el gobierno pepehachista a José Francisco Peña Gómez, se llega a un punto cercano de coincidencia con lo dicho. Ahora, en cuanto a que «no pensará más en eso» es asunto también del tiempo.

Nunca ha habido un liderazgo político nacional tan sólido como para ser perdurable, basado en chistes, ocurrencias más o menos hilarantes y acciones voluntariosas. Es peor cuando la contrapartida son la intolerancia, madre de la terquedad y abuela del autoritarismo, una sombra que lo oscurece todo. En regímenes democráticos, para ser líder político nacional se precisa de contar con atributos personales que están ausentes en muchos de los dedicados a «la más pura de las ciencias después de la filosofía», como dijo Duarte. Aquel liderazgo es imposible si no se tiene una alforja bien surtida por el talento con conocimientos avanzados, otro elemento escaso en el ejercicio político nacional.

El desempeño del Presidente Leonel Fernández para «la restauración del progreso» es clave para que vayan viéndose claros los nuevos perfiles del acontecer. Su liderazgo es básico para solventar definitivamente las diferencias interpartidarias que ya se airean en la opinión pública. Sus compañeros y «compañeros», como los que se fajaron y «los que se fajaron» tienen que buscar donde quiera que sea, una alta dosis de paciencia y comprensión de lo que encontró el Pe-eledé como herencia de la administración pepehachista..

No sobra decir que fuera del Poder nada es igual para ningún líder que lo sea por el brillo de las luces palaciegas. Ya no se tendrá la tinaja siempre llena en la que tantos gustan abrevar. Tampoco estará la botija «llenecita» de morocotas para repartirlas como una «fiesta que nada nos cuesta.»

Aunque no es comparable la causa ni la forma en que terminaron los mandatos de los dos últimos presidentes postulados por el Pe-erredé, el ex presidente Salvador Jorge Blanco ejemplifica al líder político que lo es nada más si se está en el Poder. Después no ha significado nada. Y no sólo por lo que siguió a su término.

¿Cuánto durará el liderazgo del personaje del tema? Dejésmoslo ahi.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas