Nadie sabe cuánto tiempo durará la crisis global que desde hace varios años deteriora los débiles cimientos de la nación haitiana. Es una crisis larga en el tiempo, iniciada prácticamente desde la caída del régimen dictatorial de Francois Duvalier en 1971. En más de 50 años la vida socioeconómica haitiana se ha mantenido en un altibajo deteriorante, y ahora está sumida en uno de sus momentos más dramáticos. Poderosas pandillas armadas dominan amplios territorios, sobre todo en la estratégica capital de Puerto Príncipe, las instituciones están muy debilitadas y la autoridad es famélica. Estos pensamientos nos llegan después de escuchar este martes el discurso de nuestro presidente Luis Abinader ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Un discurso que giró principalmente sobre la crisis haitiana vista desde el enfoque oficial dominicano. Cuando nuestro mandatario afirma “nuestra consigna de hoy en adelante será: o luchamos juntos para salvar a Haití o lucharemos solos para proteger a la República Dominicana”, marca una inflexión en la noción de la crisis del país vecino y sus posibilidades de solución. No se pierde la esperanza de seguir luchando desde la ONU o desde la OEA por Haití, pero si no se puede la RD tendrá que protegerse. Es muy posible que estemos ante la última posibilidad.
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La crisis haitiana pareciera estar siguiendo un curso que la alargará nadie sabe por cuántos años. El contexto internacional dibujado por una crisis de bajo crecimiento económico y por las guerras Rusia-Ucrania e Israel-Hamás, con vocación esta última de extenderse por más territorios, saca de los focos de la atención la cuestión haitiana. Pero para la República Dominicana la crisis permanecerá en el mismo lugar con sus peligros y amenazas. Urge, pues, que los estrategas del Gobierno dominicano diseñen un plan de trabajo que camine sobre la posibilidad de la extensión de la crisis haitiana. Un plan así necesariamente tendría que apoyarse en cuatro ejes: migración, comercio bilateral, seguridad fronteriza y seguridad sanitaria. Los hechos son los hechos y siempre tendremos que caminar al lado de ellos.