POR FRANCISCO ALVAREZ CASTELLANOS
Aunque parezca un galimatías, no lo es. Cuando pregunto «¿cuánto y con cuánto»?, lo que quiero saber es cuánto «confesaron» en sus respectivas declaración de bienes los funcionarios que llegaron al poder hace cuatro años… ¡y con cuánto salieron !

Sabemos que no todos los funcionarios que estaban obligados a dar esa declaración de bienes lo hicieron. Pero también sabemos que muchos declararon… ¡lo que no tenían!

Y el problema es sencillo de resolver, sin escribir mucho. Simplemente, si alguien declaró en el 2000 tener una fortuna de 20 millones de pesos, equis cantidad de casas y fincas, etc., lo que hay que hacer es «ir hacia atrás». Es decir, el declarante tendría que «confesar» cuánto había pagado de impuestos por esos «bienes». Y más todavía, saber como los habían conseguido, cuánto le habían costado.

Porque no son pocos los que «confiesan» tener tantos millones de fortuna, pero en verdad lo que están haciendo es «confesando» con lo que esperan salir al terminar su «incumbencia».

Fácil es saber si determinada persona era un pelagatos cualquiera, y peatón por demás, antes de «ser alguien», antes de manejar recursos del Estado y antes de poseer mansiones, fincas, granjas y automóviles de gran lujo.

Además, hay una ley reciente que permite a cualquier ciudadano dominicano ir a Impuestos Internos a que le digan cuál era la situación económica de Fulano de Tal «antes de» y «después de».

Claro, para muchos dominicanos bien enterados tal averiguación está demás, pero no así para el Gobierno, que deberá saber cómo

tantas personas labraron ingentes fortunas en el corto lapso de cuatro años.

Porque de no ser así, la corrupción no tendrá freno y los corruptos, desde el primero hasta el último, gozarán sin ningún apremio de conciencia de los dineros del pueblo.

O sea, «no hay tu tía», a los fiscales y jueces del país compete rescatar lo robado y enviar a la cárcel a los ladrones.

De no hacerlo así, habremos arado en el desierto.