¿Cuántos contenedores necesita Haití?

¿Cuántos contenedores necesita Haití?

Hace unos días cruzaba la frontera desde Haití, y quedé impresionado con la enorme fila de furgones y camiones repletos de varillas, cemento, alimentos, medicinas y otros productos destinados a la reconstrucción de esa nación. La escena me movió a reflexión, y estas son algunas conclusiones que quiero compartir:

1. Haití es una nación que necesita ser refundada, no una gran infraestructura que solo precisa de ingenieros civiles. Haití tiene alma y cultura propias y su reconstrucción necesita tomar en cuenta su identidad y su historia.

2. Ninguna nación que hoy goza de prosperidad se edificó sobre donaciones, ni llegó a su desarrollo impulsándose en una masiva recepción de mercaderías de factura extranjera. Es extraño que naciones como Francia y Estados Unidos se empeñen en aplicar en Haití un método de transformación que nunca les funcionó.

3. He estado visitando a Haití constantemente desde el 13 de enero, y no he podido ver ningún campamento de damnificados tratado con dignidad y verdadero empoderamiento. Tengo la percepción de que los gobiernos, ONG y expertos en desarrollo comunitario ven a los haitianos como los españoles vieron a los indios en el 1492 (incapaces de toda autogestión). La falta de comunicación entre los campamentos y los propios técnicos, tomando decisiones sin escuchar a los indios (haitianos) me confirma esa percepción.

4. Para romper el ciclo de pobreza en Haití es necesaria la participación del propio pueblo haitiano, aun con la ayuda de facilitadores en todo el proceso. Si de verdad queremos ayudarles, debemos involucrar todos los sectores que tienen pasión por un Haití transformado, incluyendo activistas sociales, religiosos, educadores, artistas, sociólogos, y representantes de los campamentos mejor organizados.

5. El pueblo haitiano es fuerte, inteligente, culto y orgulloso de sus raíces; necesita por tanto un espacio para actuar por sí mismo. Los donantes, y aquellos que envían militares para “mantener el orden”, ponen las reglas del juego en este proceso; pero lamentablemente su ego y el culto a su imagen crea un eclipse racial que genera estereotipos que denigran a nuestros vecinos.

Debemos sentarnos con los que sufren y llevar estas vivencias a nuestras oficinas modernas; y doblegar nuestro ego para propiciar el inicio de una verdadera transformación con menos furgones y más autogestión.

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