Cuarenta años del PLD

Cuarenta años del PLD

Los enemigos del PLD quieren aguarle su fiesta con motivo de cumplir 40 años de su fundación. Le enrostran que el partido se ha distanciado de una alegada esencia boschista que ahora ensalzan, pero con Bosch vivo sólo le daban candela. Lo que antes era impráctico y mantenía a esa agrupación alejada del poder es lo que sus adversarios quisieran que retomara…

Sin embargo, al arribar a su 40 aniversario el PLD tiene mucho de qué enorgullecerse. Ha logrado ir creciendo paulatina pero sostenidamente hasta convertirse en la principal fuerza política nacional. Sus defectos son los mismos del resto de la sociedad dominicana, por más que se busque categorizar a los peledeéstas. Antes eran unos extra-terrestres porque pedían con laticas en las esquinas y ahora que andan en yipetas les dicen come-solos.

Pero, ¿han sido sólo ellos quienes han progresado? En los últimos cuarenta años la sociedad dominicana ha evolucionado de manera tan dramática que si Bosch pudiera venir en un “túnel del tiempo” a ejercer su política hoy en día difícilmente lograría los éxitos de antaño. Igual quizás ocurriría con Peña Gómez. Fueron hombres de su tiempo que hoy serían enviados a posar en un museo del paleolítico partidista dominicano.

Sin embargo, aquellos que nunca fueron amigos, ni admiradores, ni colaboradores de Bosch o del PLD, esos mismos que en algunos casos son corroídos internamente por una envidia peor que el “ácido del diablo” porque no entienden cómo Leonel Fernández y Danilo Medina han sido presidentes mientras ellos siguen en sus mismos médanos, ahora entonan seráficos himnos loando a don Juan. ¡Hipócritas!

Lo que quisieran es que el PLD fuera guiado de la misma manera emotiva y peligrosa propia de dinosaurios políticos, que de ésos quedan algunos empeñados en lucir más boschistas que doña Carmen, para que les resulte más fácil al PRD u otros partidos ocupar el espacio político que el partido de Bosch, sin él, ha conquistado en las urnas.

Ningún peledeísta, excepto aquellos que invocan a Bosch como amuleto para asegurar sus depredaciones, querrá admitir que sin su fundador ese partido es mucho más potable, viable y exitoso que cuando dependía de los humores de don Juan.

Es pueril la trampa que le tienden a los líderes actuales del PLD sus tradicionales enemigos. Quisieran una vuelta del más puro boschismo porque quizás sólo así podría resurgir el patidifuso perredeísmo.

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