UBI RIVAS
Hace días viene barajándose en el país la posibilidad de articular una llamada cuarta vía, cuando en realidad, hoy por hoy, solo tenemos dos, PLD, en el poder hoy y por otro período más, es lo que intuyen las mayorías, y PRD, habida cuenta de que el PRSC se ha convertido de partido político en bisagra para agarrar la puerta que le asegure más seguro, valga la redundancia.

Más bien, sí cabría una tercera vía, pero para 2012, porque para 2008 todas las coordenadas apuntan a apuntalar a Leonel Fernández como usufructuario del señorío de la colina de la calle Moisés García.

¿Cuáles son las motivaciones por las cuales no pocos se inclinan a contemplar y pensar en una tercera vía y casi todos miramos a Nicolás de Jesús López Rodríguez, concluidos sus hábitos religiosos cercano a los 75 años, edad de retiro eclesiástico, o al mayor general (r) José Miguel Soto Jiménez?.

Porque sencillamente todos intuimos que los dos tienen lo que en argot criollo se refiere al valor personal, a la decisión corajuda, al no enfriáseles las manos ni apichonarse, es decir, a que ambos tienen «muñeca».

Todo lo contrario se advierte en el presidente Leonel Fernández cuando no asume las actitudes que el país espera suyas, motivaciones por las cuales lo elevamos al Solio Presidencial los que por él votamos con absoluto albedrío y conciencia de que era no el mejor entre dos malos, sino el mejor por el mejor.

Advertimos debilidad en el Presidente cuando acontecen tantos escándalos y denuncias en la Secretaría de Medio Ambiente y no remueve a su titular. Idéntico en Turismo.

Lo propio con el director de la CAASD y el espectáculo deprimente de Pedro Brand porque no disfrutaban en tiempo prolongado de electricidad ni agua, y al siguiente día del desorden que formó un tapón de cuatro horas en la principal vía del país, los camiones de la CAASD acudían a Pedro Brand.

El país está abotargado de haitianos no solamente en la industria de la construcción, sino en miles de esquinas con triciclos de frutas y expendio de jugos de naranja, todos indocumentados, y el Presidente no ordena a Migración y Trabajo carnetizar a los obreros haitianos requeridos para los menesteres que contribuyan al desarrollo nacional y honrar así el espíritu de la Ley 284-05 que regula la política migratoria del Estado. Ni decide eliminar a los chantajistas que monopolizan el transporte público o los que construyen casuchas a la vera de los ríos.

La ley 36 no termina de modificarse para que solamente se permita la tenencia de armas de fuego a individuos calificados, con motivaciones de resguardar bienes importantes y riguroso examen siquiátrico, y el aporte solamente en casos específicos que los ameriten, no cualquier pelafustán irresponsable portar un pavoroso pistolón que además se exhibe ostentosamente como una prótesis de la importancia que no se tiene originalmente.

Tampoco la ley 241 se respeta y los conductores se mofan de ella transitando en vía contraria, carros destartalados, «arañas» como yipetas, Mercedes Benz, Jaguar, toda una caterva de antisociales, criminales en potencia, porque todo quien conduce a contra vía es un criminal en potencia porque puede provocar la muerte a inocentes, y el buenote de Checho no decide siquitrillar a los desaprensivos, motociclistas y guagüeros que transitan por los túneles tranquilamente.

El síndico del DN ejecuta con disposiciones sospechosas a los invasores de espacios abiertos y existen barriadas «territorio libre de América» donde las fuerzas del orden dizque no pueden entrar, ni la Policía ni la guardia.

Es por eso que un «lote» pensamos en una tercera vía, cuando disponemos de un gobernante talentoso como pocos pariguales y paisanos de antaño y hogaño, que solamente, en un año pre-electoral, pudieran suprimir la especulación de una tercera vía y solicitarle a uno de sus valets: «Compañero, póngame esa muñequera”.

Y todo cambiará como el Sésamo Ábrete que era la madriguera del califa aquel con todo y tesoro, que hoy es, aquí, imponer el orden para que nos cubra a todos y todos convivamos mejor, para prez y honra de Leonel Fernández.