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El país transita hacia una crisis institucional por la debilidad democrática, el manejo patrimonial del Estado y la violación de la Constitución.
El país transita hacia una crisis institucional por la debilidad democrática, el manejo patrimonial del Estado y la violación de la Constitución recién reformada, según los planteamientos del jurista Servio Tulio Castaños Guzmán, el sociólogo Wilfredo Lozano y del escritor Andrés L. Mateo.
Al ofrecer las declaraciones en el contexto de la nueva Constitución y del Año de la Transparencia, decretado por el Gobierno, Castaños Guzmán enumeró lo que a su juicio son los aspectos que reflejan las fallas institucionales del país.
Entre estas, la negativa del Gobierno de entregarle al Ministerio de Educación el 4% del PIB como establece la Ley General de Educación y la intención de no reconocerle al Tribunal Constitucional una atribución que dispone la Constitución, como es la revisión de sentencias de la Suprema Corte de Justicia (SCJ).
El director de la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS) también citó el tema de la reelección, que tiene a la sociedad intranquila, pero a nadie le caben dudas, sobre todo a los constitucionalistas, de que hay quienes pretenden, habiéndose creado el Tribunal Constitucional, ver si esa entidad legitima una disposición que a todas luces es inconstitucional, y que es la reelección consecutiva del Presidente.
Otro acontecimiento que le abrió fisuras a la institucionalidad, según Castaños Guzmán, fue el proceso de la selección de los miembros de la Cámara de Cuentas, porque en este no participó la diversidad de la sociedad dominicana.
El Congreso Nacional convocó a vistas públicas para este proceso, participando 204 personas, pero ratificó a su presidenta, Licelot Marte de Barrios.
Los demás integrantes ratificados del organismo fiscalizador de los bienes del Estado son Pablo Domingo del Rosario, escogido como vicepresidente; Pedro Antonio Ortiz Hernández, secretario; Juan José Heredia Castillo y Alfredo Cruz Polanco, este último único miembro nuevo de la entidad.
La visión de Lozano. Lozano, director del Centro de Investigaciones Sociales de la Universidad Iberoamericana, expresó que históricamente las bases de la democracia dominicana han sido frágiles, pero que en esta coyuntura hay, lamentablemente, una suerte de crisis de las instituciones.
Esto es consecuencia de un manejo patrimonial del Estado y su vinculación con la corrupción, expresó al destacar que, contrario a la década de 1970, la crisis de ahora se da en un momento en que la sociedad civil no es fuerte, no hay sindicatos y los grupos profesionales son débiles, por lo que hay un gran vacío.
En adición a esto, los partidos políticos perdieron sus vínculos con la sociedad, y el único canal que coyunturalmente los une es el clientelismo durante los procesos electorales.
Eso nos pone a las puertas de serias consecuencias políticas, y los aprestos reeleccionistas alrededor del presidente Leonel Fernández representan un problema todavía mayor, refirió.
De vuelta al siglo XIX. Mateo lamentó que en el país se estén discutiendo temas de institucionalidad que se debatían en el siglo XIX, lo que indica que en ese contexto es que la nación ha fracasado una y otra vez.
De acuerdo con las explicaciones de Mateo, el presente está signado por acciones clientelistas, la consolidación de los patrimonios, la legitimación casi absoluta de la concepción patrimonial del Estado, y en esta circunstancia se produce la desesperanza de la población.
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¿Pesimismo?
Cuestionados sobre la carga pesimista de sus discursos, respondieron que, aunque se han registrado avances, el Estado sigue teniendo un gran déficit en los problemas estructurales que afectan al país. Castaños Guzmán precisó, en ese sentido, que un país no se puede sostener en términos de su integridad institucional cuando no se quieren establecer responsabilidades penales, cuando sea necesario, a un sector de la sociedad representado por la clase política.
