Cuatro maneras de atentar contra el medio ambiente. En nuestro país, hay cuatro modos que atentan contra nuestra superficie boscosa:
La primera, es puramente accidental y sucede cuando en un bosque cae un rayo y los árboles cercanos están secos y surge una chispa que enciende la floresta. Si es de grandes proporciones, deberá ser apagado por las brigadas forestales o por el azar de un copioso aguacero.
La segunda en represalia. Los campesinos que fueron desalojados de la cordillera Central, incendian los bosques aledaños a Constanza como una manera irracional de protestar contra el desalojo y sin embargo, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales no divulgan los nombres de estos pirómanos.
Debieron tomar fotos y enviarlas a los periódicos para que la ciudadanía sepa quiénes son los depredadores. Si se tomaran medidas drásticas contra estos incendiarios, de seguro esto no sucedería, ya que saben de antemano el castigo que recibirán.
Una tercera es intencional. Cuando alguien quiere emprender algún desarrollo en lugares en donde está prohibido, se agencian unos seudo campesinos para realizar la tarea de quemar la parte en donde desean hacer lo que ellos califican de mejora al creer, que con ese accionar contribuyen al mejoramiento de las condiciones sociales que involucra a los beneficiarios. Esta forma de malograr el bosque, aunque tiene buenas intenciones, no compensa con el daño que realizan.
Leer más: Medio Ambiente inicia regularización de 29 vertederos
El conuquismo. Es la forma más peligrosa, ya que los involucrados son generalmente campesinos que alegan no tienen terrenos donde desarrollar sus fines de producir alimentos, sin tener en cuenta el daño ecológico que causan, sobre todo cuando realizan sus actividades, sea en parques nacionales, o en laderas.
Cuando ocurren grandes aguaceros, la corteza, al no tener árboles o maleza, ocurre el lavado de tierra, que va a parar o los ríos o a las cañadas que simplemente retienen una pequeña proporción de la tierra que es arrastrada por las aguas.
No obstante, el Parque Nacional de los Haitises ser considerado el productor mayor de aguas en su subsuelo, depredadores y campesinos inconscientes proceden a talar, no solo para hacer conucos, sino que ante la apatía de los encargados de cuidarlo, proceden a delimitar una extensión bastante grande de terreno con la finalidad de cercarlo con alambres de púa y dedicarlo a la cría de ganado vacuno, caprino y también a la crianza de cerdos que son los más peligrosos, ya que hozan la tierra y contribuyen a eliminar cualquier árbol o retoño.
En este Parque Nacional de Los Haitises se ha querido controlar a los campesinos nómadas que depredan impunemente el vedado y hasta ahora no han podido eliminarlos por la falta de Guarda parques en cantidad suficiente para abarcar tan desmesurada área. Esto lo realizan basados en su lema “campesinos sin tierra”, o “padres de familia”.
El Parque Nacional Jaragua amerita un cuidado especial, ya que nacionales haitianos se dedican a cortar árboles para convertirlos en carbón vegetal; inclusive, están diezmando la especia denominada guaconejo, el cual después de seco, se utiliza en la elaboración de perfumes y otros derivados.
El Ministerio de Medio Ambiente debería realizar una encuesta y registrar aquellos que se dedican a invadir los parques nacionales, humedales y bosques secos. De esa manera, cuando son apresados no pueden alegar ignorancia y evitar que les caiga el peso de la ley.