Cuatro viejos jinetes de la prensa

Cuatro viejos jinetes de la prensa

JOSÉ LOIS MALKUN
Puede haber más de siete pero me referiré a estos cuatro que son de los que más han cabalgado. Los traté muy de cerca en la década de los setenta cuando era funcionario de Agricultura.

Porque el periodismo no tenía mucho de qué hablar que no sea de arroz, café, azúcar o tabaco. O de cerdos y vacas. No había problemas de drogas, ni funcionarios corruptos por todas partes. No había turismo o zonas francas de que preocuparse. Tampoco de la inseguridad ciudadana o del derroche presupuestario. No había elecciones cada dos años ni una seguridad social desvirtuada de sus objetivos. Y aunque gobernaba una cuasidictadura trujillista, con maquillaje democrático, la gente vivía mal pero más tranquila, excepto si usted era militante activo del MPD.

La llegada del PRD y del Presidente Guzmán en el 1978, fue el detonante para que ese neo-trujillismo fuera extirpado del poder y la gente comenzara a respirar una verdadera libertad desde que tumbaron a Juan Bosch en septiembre del 1963.

Estos cuatro jinetes de la prensa son Bienvenido Álvarez-Vega, Pedro Caba, Miguel Franjul y Cesar Medina. Con todos mantuve una estrecha amistad en aquellos años. Hoy siguen siendo parte del periodismo más activo y profesional del país, aunque usted no comparta sus ideas. Entre ellos hay posiciones políticas diferentes, ideas sobre el periodismo diferente y status económico diferentes, pero a todos los recuerdos con cariño y afecto y seguimos de alguna forma en contacto.

Pedro Caba, por ejemplo, escribía sobre temas agropecuarios en El Nacional. Era una autoridad en la materia y había que tomar sus puntos de vista muy en cuenta. Era periodismo de verdad, bien analizado y documentado y nunca faltaban recomendaciones acuciosas de lo que debía hacerse en el sector.

Hay una anécdota que recuerdo muy bien con Pedro. A finales de los 90, nos encontramos en un centro comercial. Me preguntó en qué estaba. Le dije que buscaba muestras de telas para el taller de mi esposa. Me respondió sorprendido ¿y qué hace el mejor planificador agrícola del país negociando con tela? Pedro aún sigue activo en los medios a través de un programa televisivo todas las mañanas.

Miguel, Bienvenido y César trabajaron en el Departamento de Prensa y Comunicación de la Secretaría de Agricultura cuando yo era subsecretario.

Con César mantuve largos años de contacto estrecho hasta que se lanzó a su programa televisivo y se hizo un zar de los medios. Lamenté mucho su distanciamiento con Hipólito Mejía, aunque reconozco que son cosas que pasan en toda relación de amistad. Nos veíamos seguro cada cuatro años cuando íbamos a votar a la misma mesa electoral en la calle Sánchez, aunque ya vivíamos en lugares muy distantes de la vieja ciudad.

Con Bienvenido, el intelectual del grupo y el más cercano a mis ideas revolucionarias de aquel entonces, perdí contacto cuando me fui a estudiar a Estados Unidos. Al regresar tres años después, ya era una pluma respetada en los medios de comunicación. Actualmente es Director Ejecutivo de este periódico, donde tiene una columna muy leída. Le envío semanalmente mis artículos por Internet. Durante la crisis bancaria siempre me puyaba para que revelara todo lo que sabía pero yo le respondía «Bienvenido, este país no está preparado para ciertas verdades».

Con Miguel pasó algo extraordinario. Cuando se reveló el fraude de Baninter, el era Director del Listín Diario. Eso nos puso en bandos contrarios y desde ese medio, una vez devuelto a la familia Báez, se inició un ataque permanente contra mi persona. Sin embargo, aunque usted lo dude, siempre que Miguel y yo nos encontramos, nos abrazamos como viejos amigos y mi afecto hacia él no ha cambiado en nada.

Al enterarme de su renuncia del Listín, me sentí apenado y perplejo porque Miguel se metió hasta el cuello en su defensa a la familia Báez. Jamás flaqueó en su posición y fue un leal defensor de lo que creía una trama contra su patrón para el Gobierno adueñarse del periódico.

A todos mis respeto y afecto, porque los recuerdos son parte de la vejez.

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