LA HABANA (EFE).- Cuba acusó ayer a EEUU de orquestar una campaña de «provocación» con fines electorales y pidió a la Casa Blanca que demuestre la supuesta implicación cubana en presuntas acciones desestabilizadoras para las democracias latinoamericanas.

Bajo el título «Las mentiras, temores y estupideces del Imperio», un extenso editorial del diario «Granma», órgano oficial del Partido Comunista Cubano, contestó con dureza declaraciones sobre la isla realizadas por altos funcionarios norteamericanos.

El editorial arremetió contra Roger Noriega, subsecretario de Estado de EEUU para Asuntos Interamericanos, a quien se refirió como «un personaje cínico y mediocre», promotor de la ley Helms-Burton contra Cuba» e «íntimo amigo de la mafia terrorista cubano-americana de Miami».

«Conocemos perfectamente bien las ideas del señor Noriega y otros de su calaña consistentes en asesinar, con la complicidad de paramilitares colombianos, a médicos cubanos en Venezuela para darles un escarmiento y obligarlos a retirar su cooperación», afirmó.

Cuba reaccionó así a unas recientes declaraciones de Noriega en las que acusaba a La Habana de apoyar elementos para desestabilizar los gobiernos democráticos de la región y señalaba que Fidel Castro estaba en «sus días finales».

«Usted miente», afirmó el editorial en alusión a Noriega y se preguntó si «es que ya el señor (George W.) Bush dio la orden de eliminar extrajudicialmente al presidente cubano».

La Habana instó a Washington a demostrar la supuesta implicación de la isla en cualquier maniobra desestabilizadora en la región.

«Si Estados Unidos tiene información propia sobre la implicación cubana en apoyar a elementos que en varios países se proponen desestabilizar gobiernos democráticos, *por qué no la dice concretamente?», señaló.

Para Cuba, las declaraciones de Noriega y la decisión de EEUU de suspender la ronda de conversaciones sobre los Acuerdos Migratorios bilaterales -prevista para el pasado día 8- confirman la existencia de una «acción concertada y provocadora, con vistas a oscuros propósitos» electorales.

El objetivo, según «Granma», sería asegurar el éxito de la actual administración del presidente Bush «a costa de provocar cualquier conflicto».

«Es absolutamente obvio que el grupo más extremista dentro del gobierno de Estados Unidos se da cuenta de que el régimen de explotación y saqueo despiadado impuesto a los pueblos de América Latina es ya insostenible e insoportable», agregó.

«Granma» recordó que Cuba mantiene relaciones normales con sus vecinos latinoamericanos con excepción del «despreciable llorón que gobierna a Uruguay, un abyecto lacayo de Estados Unidos, y el «soplo de aire fresco, como tan poéticamente califica el señor Bush a quien gobierna El Salvador».

Defendió al presidente venezolano, Hugo Chávez, porque «encarna las ideas y el espíritu bolivariano de independencia, unidad y patriotismo de los pueblos de América Latina» y elogió al argentino, Néstor Kirchner, «un hombre que sin duda transpira dignidad».

Cuba y Estados Unidos estrenaron el año en un clima de tensión agravado por un intercambio de descalificaciones.

La Habana acusó a la administración Bush de ceder a las presiones del exilio cubano en Miami al suspender la ronda de conversaciones migratorias que debería haberse celebrado este mes.

Además, rechazó las acusaciones sobre una supuesta conducta irregular del último diplomático cubano expulsado de Estados Unidos, en diciembre.

Pese a las tensiones políticas, Cuba ha insistido en estos días en la necesidad de normalizar las relaciones comerciales y ha recibido esta semana a una delegación oficial del estado de Carolina del Sur para firmar un compromiso de compra de alimentos y productos agropecuarios por unos 10 millones de dólares.