LA HABANA (AFP) – Los gobiernos de La Habana y Teherán sellaron una alianza política, para disgusto de Washington, con una visita a la isla de Gholam Alí Addad Adel, presidente del Parlamento iraní, a quien Cuba ratificó su respaldo al plan de desarrollo de energía nuclear de Irán.
La visita de dos días de Addad Adel concluyó la noche del viernes con la firma de una Declaración Conjunta, que suscribió con su homólogo cubano, Ricardo Alarcón, tras reunirse también con el vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque.
En el documento, Cuba e Irán se manifestaron por la prohibición total de las armas de destrucción masiva y exigieron a la comunidad internacional que dé pasos efectivos en esa dirección, al tiempo que criticaron los dobles raseros y la interferencia en asuntos internos, en clara alusión a Estados Unidos.
La única vía que nos queda a los pueblos independentistas, a los que quieren su libertad como Irán y Cuba, es que se unan entre sí y que puedan ellos mismos abastecer sus necesidades, dijo Addad Adel, poco antes de concluir su visita a la isla.
En medio de una fuerte retórica contra Estados Unidos, el líder parlamentario iraní, quien fue tratado en la isla con honores de alto dignatario, constató la solidaridad del gobierno de Cuba y defendió el proyecto nuclear de su país.
Estados Unidos cerró sus oídos al mensaje del pueblo de Irán, como lo hace con el mensaje del pueblo cubano, añadió el parlamentario iraní, quien reiteró que no tenemos intenciones de fabricar bombas.
Al rechazar categóricamente las maniobras y amenazas de occidente contra Irán, Alarcón señaló que lo que el mundo debe combatir es precisamente el monopolio de algunos sobre las armas de destrucción masiva y en particular del arma nuclear.
Nadie tiene derecho a monopolizar ninguna fuente de energía fundamental para la humanidad, ni negarle la posibilidad del empleo pacífico de la energía nuclear, subrayó el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP).
El gobierno de Cuba secundó así el respaldo a Irán expresado por Venezuela, donde estuvo el parlamentario iraní también esta semana y firmó un documento de condena a las armas nucleares.
El respaldo de Caracas y La Habana a Teherán ha provocado malestar en Washington. Hace dos días, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, calificó a Venezuela de uno de los mayores problemas y calificó de particularmente peligrosa la relación de ese país con Cuba.
La alianza se profundizará aún más en septiembre, cuando se prevé una reunión de Castro con su colega iraní, Mahmud Ahmadineyad, en el marco de la Cumbre de los Países No Alineados (NOAL), que tendrá lugar del 11 al 16 de ese mes en Cuba.
Tanto el presidente Castro como su canciller en una reciente visita a Teherán y el delegado cubano ante la Junta de Gobernadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Wesenlao Carrera, han manifestado públicamente el apoyo de La Habana al programa nuclear iraní con fines pacíficos.
Estados Unidos y varias potencias europeas lograron en la AIEA que el caso iraní sea llevado ante el Consejo de Seguridad de la ONU y que se instara al gobierno de ese país a suspender el enriquecimiento de uranio, lo cual fue rechazado por Teherán.
Cuba, Venezuela y Siria votaron en contra de la medida. Hace tres semanas, Castro afirmó que las exigencias de Estados Unidos y otros países occidentales sobre el programa nuclear de Irán, son algo sumamente injusto.