Cuba hacia dos sistemas

Cuba hacia dos sistemas

UBI RIVAS
La revolución que lideró el comandante Fidel Castro y que entró triunfante en la Habana el 03-01-59, ha cumplido 49 años y por primera vez en ese luengo tiempo, las ceremonias tradicionales para festejar el evento se anularon.

Caso omiso por osmosis hicieron las agencias informativas mundiales que en la ocasión insertaron grandes titulares en relación a la campaña electoral norteamericana que derechito conducirá a Hillary Rodhan Clinton al poder, el asunto de liberar rehenes cautivos por las FARC colombianas por la mediación del comandante presidente venezolano Hugo Chávez y turbas asesinando 300 personas en Kenya luego de los resultados la víspera de las elecciones que la oposición define fraudulentas.

Fidel, 81 años, convalece de un quebranto intestinal desde el 31-07-06 y la última vez que fue visto en público fue cinco días antes conmemorando el 53 aniversario del fallido asalto al cuartel Moncada en Santiago de Cuba el 26-07-53 del que salvó la vida en un tris y luego en otro tris el perdón del dictador Fulgencio Batista Zaldivar. El exilio a México y el Granma tres años luego.

En declaraciones suyas dispersas por agencia noticiosa española EFE el 19-12-07, el comandante supremo de la revolución cubana, aunque cedió el poder temporal a su hermano Raúl, ministro de las Fuerzas Armadas, expresó:

«Mi deber elemental no es aferrarme a cargos y mucho menos obstruir el paso de personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir».

Empero, no pocos interpretan esa declaración como una forma más de ser bromista consigo mismo que tipifica al comandante, porque si 49 años detentando los relámpagos absolutos del mando no es aferrarse al poder habrá que elucubrar fino cuánto tiempo es el necesario para no aferrarse al poder.

El comandante siempre ha merecido el mejor respeto de la inmensa mayoría de los de mi generación extra-cubana, sobre todo a los dominicanos que nos cautivó cuando en el declinar de la tiranía del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo, radiando clandestino desde el pico Turquino lanzaba su consigna: «Desde Cuba, territorio libre de América: Patria o muerte, venceremos».

Esa consigna, aún, erifa los pelos como un puercoespín a muchísimos, pero el «Patria o muerte», como todos los pendones que se alzan, tiene su ciclo y su término en que se arrian y se trocan por otros cónsonos con la semoviencia de los tiempos.

«Una Cuba, dos sistemas», más bien parece asumir el relevo de «Patria o muerte», idéntico a como proclamó Deng Xiao-ping en China en 1984, siete años antes de que se derruyeran 73 años de forceps comunista en la entonces URSS, retornando gradual al viejo orden, como idéntico hizo Vietnam a partir de 1994 cuando el presidente Bill Clinton clausuró el bloqueo a Hanoi.

Idéntico también hizo Albania en 1999 cuando el presidente Ilir Meta inició la privatización de las empresas estatales y culminó el despotismo stalinista de Enver Hoxa.

Con el férreo sistema de impedir la pluralidad económica aún queda Cuba, sin existir una URSS que le cedía créditos diarios por US$8 millones diarios, que le compraba azúcar por encima de los precios del mercado internacional y que le vendía petróleo por debajo del standar Nymex de Nueva York.

Aún con el sofoco criminal, por demás inútil, que le ata como un dogal al pescuezo, Estados Unidos, inútil porque todo propósito que no fructifican así es definido.

Y aunque la revolución cubana, como todas las que fueron comunistas, es atea, la Biblia enseña y ha demostrado, que todo tiene su tiempo en esta vida, tiempo de nacer, tiempo de crecer, tiempo de multiplicarse y tiempo de morir.

Es tiempo de multiplicarse hoy en Cuba, para ceder paso no solo a las generaciones últimas, sino a las expectativas de crecer económicamente, habida cuenta de que el interés y el miedo son los dos motores que mueven la acción humana.

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