Cuba inaugura complejo de plantas
generadoras electricidad

Cuba inaugura complejo de plantas <BR>generadoras electricidad

LA HABANA (AFP).- El Gobierno de Cuba inauguró ayer martes un complejo de plantas generadoras de electricidad en la occidental provincia de Pinar del Río, el primer paso de la llamada revolución energética con la que Fidel Castro espera que el país ahorre hasta 1.000 millones de dólares al año.

La asistencia de Castro al acto inaugural es casi segura, dado que el anuncio, publicado en primera plana del diario oficial Granma, señaló que «los pinareños han expresado su ardiente deseo de que nuestro Comandante en Jefe, inspirador de ese proyecto, los visite de nuevo».

El acto tiene una connotación dentro de la tradición de simbolismo de la revolución cubana: coincide con el 47 aniversario de la entrada de Castro a Pinar del Río, tras derrocar con su Ejército Rebelde la dictadura de Fulgencio Batista (1952-58).

Es también el primer paso en la «revolución energética» emprendida hace casi un año por Castro y cuyo objetivo es solucionar los problemas de ese sector, talón de Aquiles de la economía cubana, básicamente por un sistema eléctrico obsoleto y no rentable. Siete usinas termoeléctricas y dos generadoras a partir del gas acompañante del petróleo forman el «débil» sistema eléctrico nacional, cuyas frecuentes roturas y paralización por mantenimiento producen largos e irritantes apagones que Castro ha prometido eliminar en el segundo semestre de este año.

Como viejo estratega guerrillero, el presidente, que en agosto cumplirá 80 años, encaró el problema desde varios ángulos, que incluyen reparación y modernización de las viejas plantas, renovación del tendido eléctrico y la distribución de bombillas de bajo consumo en lugar de las incandescentes.

También dispuso la sustitución de electrodomésticos de fabricación soviética, de alto consumo, por nuevos equipos de tecnología china, de bajo consumo y moderno diseño.

Pero la base de la estrategia es el ahorro, y no sólo voluntario, pues en diciembre entraron en vigor nuevas tarifas eléctricas que penalizan a los grandes consumidores, induciéndolos a vigilar cotidianamente su reloj contador.

Aún así, el sistema quedaría vulnerable al efecto de los cada vez más frecuentes huracanes (tres afectaron a Cuba en 2005), por lo que se comenzaron a implementar baterías de pequeños generadores, que están llamados a garantizar el servicio en cualquier situación.

«Aunque los huracanes vengan el año que viene no podrán con la electricidad, sólo faltará durante el tiempo necesario para reparar algún cable o poste que haya caído», dijo Castro a fines de 2005 al explicar el proyecto.

La provincia de Pinar del Río, la más afectada por los ciclones, es la primera en inaugurar su batería, que puede generar 150.000 kilovatios y para lo cual se invirtieron 180 millones de dólares, según los medios de prensa cubanos.

De acuerdo con las previsiones, ese sistema descentralizado de generación será implementado en la ciudad de La Habana, Holguín y Matanzas, hasta alcanzar a todo el país.

El casi seguro discurso energético de Castro concita un interés adicional. La noche del lunes, la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA) en La Habana inauguró una enorme pantalla lumínica en el quinto piso de su edificio.

De cara al concurrido Malecón habanero, la pantalla de esta oficina del gobierno estadounidense transmite durante seis horas nocturnas noticias, citas de personalidades y de la declaración Universal de los Derechos Humanos.

El gesto, que se incorpora a la llamada «guerra de los carteles» que el pasado año sostuvieron la SINA y las autoridades cubanas, es entendido por muchos cubanos como un desafío a la soberanía, y también ahora, a la política de ahorro eléctrico propugnada por Castro.

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