Por 55 años el conflicto EE.UU.-Cuba ha estado en primeros planos. En época de la Guerra Fría fue uno de los puntos más críticos entre Unión Soviética y Estados Unidos, al punto de haber sido la única ocasión en que el mundo estuvo al borde de la guerra nuclear.
Desde 1992 está en agenda de la Asamblea General de ONU en que se presenta una Resolución pidiendo el cese del bloqueo económico contra Cuba, evolucionando la votación desde su aprobación en aquella ocasión con 59 votos a favor, cuatro en contra y más de 100 abstenciones, al resultado de los últimos años en que 188 Estados votan a favor y solo otros tres acompañan a EE.UU.: Israel e islas Salomón y Marshall. Es en América Latina donde de manera más sólida y clara se ha roto el aislamiento diplomático a La Habana, expresión de los cambios acaecidos en la región, forjando un claro acercamiento a la isla caribeña. En la reciente reunión ministerial de la OEA varios países plantearon que si a la próxima Cumbre de las Américas en 2015 que ha estado auspiciando Estados Unidos, no se invita a Cuba, ellos no asistirían.
Sin embargo, lo más novedoso son los vientos que han empezado a soplar, tanto en Miami como en Washington, que sin dudas anuncian un eventual nuevo escenario. Cuando un candidato a gobernador de La Florida anuncia que en las próximas semanas haría una visita a Cuba, líderes de la Cámara de Comercio norteamericana visitan Cuba y se entrevistan con Raúl Castro, la casi segura candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, plantea que es hora de empezar a levantar el “embargo” (de la que siempre se había dicho que se oponía influenciada por una cuñada cubano-americana radical) y cuando personalidades bipartidistas solicitan formalmente que EE.UU emprenda nuevas iniciativas que relajen la situación, es imposible no pensar que “algo” va a suceder.
Efectivamente, hace unas pocas semanas casi 50 personalidades dirigieron una carta pública a Obama pidiéndole que adopte iniciativas para aprovechar una “oportunidad sin precedentes” que podría cerrarse y dejar a EE.UU. más “aislado internacionalmente”. Entre los firmantes están Jeffrey Davidow, Alexander Watson y Arturo Valenzuela, todos ex Secretarios de Estado Adjunto para el Hemisferio; pero también John Negroponte, Director de Inteligencia con Bush hijo; Charles Shapiro embajador en Venezuela también con Bush y actual presidente del Instituto de las Américas. Hay varios líderes empresariales incluyendo a uno de los hermanos Fanjul.
Hace varios años dije en el Departamento de Estado que EE.UU. le había permitido al sistema cubano demostrar, ahora por más de 50 años, que podía permanecer intacto “contra” EE.UU. pero que no le había abierto espacio para mostrar qué cambios podría introducir “con” EE.UU. Lo cierto es que cuando con Carter se avizoraba un acercamiento “surgió” la crisis de la Embajada de Perú en La Habana y cuando se planteó una situación similar con Clinton “surgió” la crisis de las avionetas. Esperemos que a Obama no le surja ningún fantasma inesperado.