«Cuba, why not?»

«Cuba, why not?»

ALEJANDRO HERRERA CATALINO
Las lamentables consecuencias del paso del huracán Katrina por los estados del Golfo –Florida, Luisiana, Alabama, Missouri– donde en caso de Luisiana más del 90 por ciento de la infraestructura ha sido afectada, plantea un reto inmediato a la industria turística caribeña, y es, ¿cómo aprovechar parte de los US$10 billones de dólares que este estado genera anualmente a través del turismo si la reconstrucción de las infraestructuras de servicios requiriese de varios años?

Se trata de una paradoja económica asociada a la actividad turística. Y es que cuando un fenómeno afecta a un destino turístico, otros destinos se benefician. Así aconteció en Asia con el «tsunami». En el Caribe con George. En Centroamérica con Mitch. Los turistas no se detuvieron, sino que reorientaron sus estadías hacia otros destinos.

Por lo que más allá de esa indeseable paradoja, y tomando en cuenta el desempeño del sector turístico en el 2004 en el estado de Luisiana, los impactos de Katrina podrían alcanzar niveles catastróficos para la economía norteamericana. Por ejemplo, por cada mes de inactividad, la economía norteamericana. Por ejemplo, por cada mes de inactividad la economía norteamericana dejaría de percibir, en promedio, US$800.0 millones de dólares; la población dejaría de generar US$167.0 millones por concepto de sueldos y salarios para los 121 mil empleos directos, el desempleo en ese estado se incrementaría en un 6 por ciento, y el fisco dejaría de percibir US$108.0 millones mensuales por concepto de impuestos federales y locales.

Entonces la pregunta de los 10 billones de dólares es, ¿cuáles destinos turísticos se beneficiarán de las consecuencias de Katrina?

La evidencia a largo plazo dependerá del tiempo requerido para la reconstrucción del estado de Luisiana y de las estrategias mercadológicas para recuperar y atraer a ese flujo turístico cautivo interesado en recrearse con las escasas estirpes latinas establecidas en los Estados Unidos fruto de la colonización y herencias de migraciones holandesas, españolas, francesas y caribeñas hasta el 1803 cuando Francia le vende a los Estados Unidos.

Oportunamente, las singularidades de las estirpes del estado de Luisiana son, en gran medida, parecidas a las prevalecientes en la región del gran Caribe –Cancún, Jamaica, Haití, Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana– al estar habitada por una población, en su mayoría, de origen afro-americana; por tener una exquisita comida criolla –cajun– bien condimentada como la típica de esta región; por tener, entre sus monumentos históricos y culturales más atractivos, al French Quarter, un lugar muy parecido al Viejo San Juan, de Puerto Rico; a la parte histórica de la Habana, Cuba y muy parecida a nuestra Ciudad Colonial (Santo Domingo, República Dominicana).

Las singularidades que nos diferencian, y que a corto plazo no podríamos ni ofrecer como productos turísticos, entre éstos, los mundialmente conocidos carnavales de Mardi Gras en Febrero de cada año; el Festival de Jazz New Orleans de abril y mayo; las residencias y plantaciones museos que recrean la forma de vida de la era esclavista; la navegación en humedades; las presentaciones de artistas famosos en bares populares, mercados de artesanías, sus museos de música, de artistas e instrumentos del Jazz al auténtico estilo New Orleans. Son posibles y debemos desarrollar o «aplatanar» integrando a nuestro Heineken Jazz Festival exponente del estilo New Orleans, haciendo una mejor promoción de nuestros carnavales del Cibao, de Santo Domingo, de Higüey, y del Sur. El reto seguirá siendo la seguridad del visitante.

Debido a eso, estas nuevas oportunidades no serían posible creyendo que vamos tras el mismo estilo de turista que hoy recibimos, sino considerando seriamente a un estilo de turista fiel unas singularidades que hacen posible que cada año visiten a New Orleans el 20% de los turistas ingleses que ingresa a los Estados Unidos por New York, y que permanezcan una de sus dos semanas de vacaciones en Luisiana, y que el 70% de éstos mantenga la ilusión de retornar. Del 50% de los brasileños que entra por Miami el 80% retornaría.

También visita New Orleans el 20% de los franceses que ingresa por New York o Houston; de éstos el 80% retornaría. El 20% de los alemanes que ingresa por New York; de éstos el 70% retornaría. El 21% de los japoneses que ingresa por los Angeles, el 18% por Atlanta y el 14% por Chicago, de éstos el 50% retornaría. El 22% de los canadienses que ingresa por Chicago; y el 18% por New York, de éstos el 80% retornaría.

El 35% de los mexicanos que ingresa por New Orleans y el 33% que lo hace por Houston. En el caso de la población norteamericana, se estima que un alto porcentaje de la población del Este y Sur de los EU hace turismo más de una vez al año en New Orleans.

Ahora, conquistar a ese mercado no es tarea fácil. Necesitamos de una estrategia de Estado. Esta estrategia ya fue iniciada por el presidente cubano Fidel Castro cuando ofreció brindar una ayuda humanitaria a la población de New Orleans enviando mil quinientos médicos y paramédicos.

Ese inteligente gesto, aceptado o no por los EU, tendría, entre otros, gran efecto en la preferencia del estilo de turista liberal que visita Luisiana cuando piense armar sus vacaciones y vea llegar la promoción que Cuba promueve en EU y Europa: «Cuba, ¿why not?, si tiene muchos de los atractivos de New Orleans y ha sido, más que oportunista, solidaria.

En la República Dominicana deberíamos cuanto antes iniciar nuestra estrategia. Debe ser una estrategia bien novedosa porque no podemos ofrecerle a los Estados Unidos ayuda económica, porque sería quitarle un pan a un hambriento para dárselo a un necesitado coyuntural; no podemos ofrecer personal entrenado contra desastres porque nos encontramos en temporada ciclónica; no podemos ofrecerle petróleo porque no tenemos y más bien lo estamos pidiendo a Venezuela.

De manera que siendo una oportunidad nada despreciable para ampliar nuestro desarrollo turístico, debemos estar conscientes de que nos enfrentaremos a una fuerte competencia, para la que el gobierno y el sector turístico tendrán que pensar en acciones creativas. Preparémonos y pensemos en esa estrategia de país para recibir parte de los turistas de New Orleans a partir del 2006.

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