Cubanos dedican ovación a bailarina
Josefina Méndez

<p>Cubanos dedican ovación a bailarina<br/> Josefina Méndez</p>

La Habana (EFE).- La bailarina cubana Josefina Méndez, catalogada como una de las cuatro joyas del Ballet Nacional de Cuba (BNC), recibió una ovación antes de ser sepultada en el cementerio Cristóbal Colón, de La Habana.

La artista falleció el viernes a los 65 años, víctima de un cáncer, tras una exitosa trayectoria que la convirtió en una de las principales figuras de la compañía de ballet que dirige la bailarina cubana Alicia Alonso.

Reconocidos intelectuales y artistas, compañeros del Ballet Nacional, estudiantes y cientos de admiradores acudieron a su velatorio, celebrado en el vestíbulo del Gran Teatro de La Habana, sede de las actuaciones del BNC y escenario de numerosos éxitos de su carrera artística.

Asistió al entierro el ministro de Cultura, Abel Prieto, mientras que la despedida del duelo estuvo a cargo del escritor Eduardo Heras León, quien resaltó que Méndez “recibió el amor de los cubanos desde que salió por vez primera a escena” y que a cada uno de los personajes que representó le imprimió la huella de su talento.

Josefina Méndez dedicó más de cincuenta años a la danza, primero como bailarina y posteriormente, tras su retiro de los escenarios en 1996, como instructora de las nuevas generaciones de bailarines.

Está considerada como una de las máximas representantes de la Escuela Cubana de Ballet, fundada por Alicia Alonso y los maestros Fernando y Alberto Alonso.

El crítico británico Arnold Haskell la catalogó como una de las “joyas” del BNC junto a otras tres bailarinas de su generación, Aurora Bosch, Loipa Araújo y Mirta Plá, también fallecida.

Nacida el 8 de marzo de 1941, ya en el año 1962 se había elevado al rango de primera bailarina de la compañía, en la que acumuló una larga y fructífera carrera artística en la que combinó la interpretación y el magisterio.

En múltiples ocasiones fue bailarina invitada de otras compañías y conjuntos de danza internacionales, impartió clases en otros países y, entre los numerosos galardones que mereció, figuran las medallas de bronce (1964) y plata (1965) en los concursos internacionales de ballet de Varna (Bulgaria), la “Estrella de Oro” (1970), en París, el título de doctora “honoris causa” en Arte por el Instituto Superior de Arte de la isla y el Premio Nacional de Danza en 2003.

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