Cubanos del exilio escépticos ante anuncios 

<STRONG>Cubanos del exilio escépticos ante anuncios</STRONG> 

MIAMI, ESTADOS UNIDOS, AP. Los cubanos del exilio estadounidense recibieron hoy con una mezcla de escepticismo e incredulidad el anuncio de las autoridades de La Habana de que ya no será necesario un permiso de salida de la isla para sus compatriotas que quieran viajar al exterior.   

En las calles de los vecindarios cubanos de Miami y Union City, en Nueva Jersey, se veía tranquilidad y casi nadie hablaba del tema, como si no hubiese existido la noticia del gobierno cubano.   

“Eso es mentira. Lo dudo mucho porque Cuba se vaciaría si fuera cierto”, expresó a la AP Alejandro Jiménez, un cubano de 42 años, al ser consultado por The Associated Press sobre las medidas anunciadas por las autoridades de La Habana.   

Para su compatriota Augusto Peña, la noticia tampoco es cierta. “Para mi todo es un juego político. No puedo creer nada del comunismo”, manifestó Peña, un masajista terapéutico de 45 años, cuando la AP le consultó sobre las medidas anunciadas por el gobierno cubano. “No creo nada de eso, lo de Cuba es el cuento de nunca acabar”, dijo el cubano-estadounidense, que llegó a Miami cuando tenía 26 años y dijo que ya no tenía familiares en la isla.   

La Gaceta Oficial de Cuba publicó el martes en la madrugada el anuncio del levantamiento del impopular requisito de exigir un permiso de salida a los cubanos que quieran viajar a otros países.   

La medida, contenida en decretos y resoluciones de la ley migratoria, elimina así la llamada “tarjeta blanca”, un visado de salida que los cubanos debían obtener para poder salir de su país.  Sí, en cambio, es necesario que los cubanos tengan el pasaporte y la visa del país al que quieren viajar.   

La normativa, que fue aplaudida por la ciudadanía en la isla, entrará en vigor el 14 de enero de 2013. Para los exiliados, el escepticismo va más allá de la eliminación de restricciones en la isla y los obstáculos se pueden generar en los países a los cuales querrán viajar los cubanos.

Por lo menos en América Latina la mayoría de las naciones se exige visa a los isleños y ante un posible éxodo los residentes en Estados Unidos temen que las fronteras comiencen a cerrarse. 

En Estados Unidos viven cerca de 2,2 millones de personas nacidas en Cuba y las tres cuartas partes de ellas (711.000) están en Miami y sus alrededores, de acuerdo con información de la oficina del Censo.

En el sur de la Florida está la comunidad de exiliados más numerosa del mundo. Aquí los cubanos son propietarios de negocios y empresas destacados, y ocupan puestos de gobierno que van desde alcaldes hasta legisladores locales. Algunos han logrado incluso destacarse como funcionarios nacionales y como legisladores del Congreso de Washington.   

Según datos del censo, unos 7.326 cubanos viven en Union City, lo que representa poco más del 10% de la población. La mayoría de sus negocios ocupan la larga avenida Bergenline y tienen como vecinos a mexicanos, salvadoreños y peruanos que abren restaurantes, panaderías y lavanderías, entre otros establecimientos. Muchos de los cubanos en Union City son gente mayor que emigró a Estados Unidos hace décadas.   

Estados Unidos tiene una política especial para los cubanos que ingresan al país, conocida como “pies secos, pies mojados”. De acuerdo con esta normativa, los cubanos que son detenidos en mar generalmente son deportados, mientras que los que llegan a tierra reciben permiso para quedarse en este país.   

Lucía Gómez-Jiménez, directora ejecutiva de La Fuente –una organización de ayuda a inmigrantes, sobre todo centroamericanos, dominicanos y mexicanos– opinó que “es magnífico levantar barreras para viajar a Estados Unidos y otros lugares del mundo”.   

Muchos cubanos “tienen el lujo” de ser tratados como refugiados políticos en Estados Unidos, señaló Gómez-Jiménez, a diferencia de latinoamericanos de otros países. Eso se debe a que la isla no cuenta con una democracia, explicó la activista.   

“Aun así Estados Unidos podría estar dispuesto a hacer cambios en las condiciones en las que alguien es aceptado en el país. Estados Unidos debe plantearse si son justos los tiempos que toman otorgar permisos, visados, etcétera”, opinó la activista. “El país, y muchos otros países, deberían analizar ahora si es el momento de dejar entrar a más personas, no sólo cubanos”.

Para Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-americanos Universidad de Miami, los anuncios del gobierno cubano representan una “válvula de escape” que satisface la demanda de los cubanos que quieren irse de la isla.   

Aclaró, no obstante, que no podrán salir científicos, militares y médicos, entre otras personas que pueden ser importantes para el gobierno cubano. El académico de origen cubano estimó que habrá una “avalancha” de cubanos en las embajadas de La Habana de México y España, por ejemplo, porque conscientes de que Estados Unidos no les dará visas a todos, querrán salir de la isla a través de un tercer país y desde allí viajar a territorio estadounidense.   

“Se van a lanzar temporalmente a cualquier país y de allí van a tratar de llegar a Estados Unidos”, explicó el catedrático en comunicación telefónica con la AP. “Van a buscar visas en otros lados.

El problema es cuántas visas le van a dar a los cubanos” en las embajadas extranjeras que están en La Habana, dijo Suchlicki. A unos dos metros de la mesa donde Jiménez saboreaba un sándwich parado en un restaurante cubano, su compatriota Alina Boucle expresaba su escepticismo sobre el anuncio de La Habana.   

“Lo que veo difícil es el visado”, dijo la mujer de 53 años mientras pedía un café en la barra del restaurante al paso. Y en un intento por explicar el porqué del anuncio de las autoridades cubanas,  dijo que “eso es como una olla a presión”.  “El gobierno abre las puertas para que se vayan los que quieren irse, que son los que crean problemas, y así el país vuelve a nivelarse”, consideró Boucle, a quien sólo le queda un sobrino viviendo en la isla.   

María Isabel López, una camarera del restaurante cubano “La Churrería”, en Union City, Nueva Jersey, reaccionó con alegría el martes, al saber que La Habana eliminaría el requisito del permiso de salida pero, poco después, se quedó pensativa.   

“Si las cosas son fáciles allí no sé cómo las pondrán aquí”, explicó la cubana de 40 años mientras hacía cafés detrás de la barra del establecimiento. “Yo me traería a todo el mundo, el papá, la mamá, los hermanos…El problema es que se abran aquí, que cambien el sistema aquí”.    A su lado, Roberto Moreiro opinó que “a los que les convenga, nos les dejarán salir”.   

Para Moreiro, dueño cubano del restaurante, de 76 años, y quien llegó a Estados Unidos en 1968, “no va a haber ningún éxodo de cubanos”.    “ No creo que nada cambie, la verdad. Estados Unidos no les dará nada aquí”, manifestó.   

López, nacida en Las Villas, en Cuba, y su esposo, lograron traer a la hija de la pareja, de 23 años, a Estados Unidos hace cinco meses.  “Opino que lo que se ha anunciado es bueno porque la carta blanca (permiso de salida) cuesta 180 dólares. Imagínese. Pero bueno, a ver si realmente cambia las cosas”, dijo la camarera, sin dejar de trabajar.   

Juan Carlos Escobar, de 57 años y nacido en La Habana, fue más escéptico.    “Yo no me creo nada. O quizás esta es una forma de escape para el gobierno cubano. Es una forma de quitarse la vergüenza que sienten cuando deportistas vienen aquí y se quedan”, opinó el inmigrante, que lleva 33 años en Estados Unidos. “Las personas involucradas en el gobierno, no salen, eso se lo aseguro yo”.   

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