Cubanos empiezan a entrar a Plaza de la Revolución para despedirse de Fidel

Cubanos empiezan a entrar a Plaza de la Revolución para despedirse de Fidel

La Habana. El memorial a José Martí de la Plaza de la Revolución abrió hoy sus puertas para que los cubanos puedan despedirse del expresidente Fidel Castro, fallecido el pasado día 25 y cuyas cenizas han sido instaladas en ese emblemático lugar de La Habana, donde permanecerán dos días.

Cientos de personas hicieron cola desde primera hora aguardando a que dieran las nueve de la mañana (14.00 GMT) para rendir tributo al líder cubano en el mismo emblemático escenario en el que pronunció la mayor parte de sus largas arengas.   A la misma hora a la que comenzaba este homenaje se dispararon simultáneamente en La Habana y Santiago de Cuba 21 salvas de artillería en homenaje al comandante en jefe de la Revolución, que murió a los 90 años tras una década alejado del poder por problemas de salud.   En la Plaza de Revolución se han habilitado tres accesos diferentes para agilizar la entrada de la población, y tres puntos de homenaje exactamente iguales en ninguno de los cuales se observa a simple vista que estén las cenizas.

Todos esos puntos están presididos por una gran fotografía de Fidel en la que se le ve de cuerpo entero mirando al horizonte y ataviado con su icónico uniforme verde olivo.   También hay dos ofrendas florales, una del Partido Comunista de Cuba (PCC, único) y otra en nombre del pueblo cubano, así como un expositor con las principales condecoraciones que recibió Castro en vida.   Flanqueando esa suerte de altares, rinden guardia de honor miembros del batallón de ceremonias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y representantes del Consejo de Estado de Cuba, entre ellos la contralora general de la República, Gladys Bejerano, el ministro de Transporte, Adel Yzquierdo, y el secretario de ese órgano, Homero Acosta.

En el lugar no se ha visto por el momento al presidente cubano, Raúl Castro, y tampoco a otros familiares del líder fallecido como su viuda, Dalia Soto del Valle, o sus hijos.   Las personas desfilan con fluidez- hay mujeres que lanzan besos, muchos se secan las lágrimas con pañuelos y algunos no pueden evitar los sollozos, que resuenan por encima de los susurros y del sonido de las cámaras fotográficas en el ambiente solemne que se vive en este acto.