Fue en el 1950 cuando conocí a Mario Álvarez Dugan (Cuchito). De esa fecha para acá han pasado ya cincuenta y nueve años, o sea la equivalencia de seis décadas, que como diría Cuchito no son un maní. Ese resulta tiempo suficiente para captar, apreciar y valorizar las condiciones anímicas, las prendas morales y las reservas intelectuales de quien por data larga fue un docto comunicador, tanto en la radio como en la televisión.
Y que además desempeñó la superba tarea de dirigir cuatro diarios, donde se evidenció y se manifestó como un avezado maestro en las difíciles ramas que integran y conforman el valiente oficio y la relevante profesión de periodista. A Cuchito me acercaron de manera amistosa Félix Acosta Núñez El Cheverito de Tenares y Porfirio Berroa Carbuccia Billy Corbick. Lamentablemente los dos ya fenecidos. A la radioemisora La Voz Dominicana todavía no había televisión, se involucró Cuchito allá por el 1951. Entró para formar
El Trío de los Expertos. Trilogía integrada por Birrito, Pimpín y Cuchito, que ostentaban los nombres propios de Rodolfo Bonetti Burgos, Pedro Julio Santana y Mario Álvarez Dugan. A muchos años de ese inolvidable quehacer radiofónico, se hace obligatorio remembrar que en el mundo de los deportes, los Tres Expertos todo lo sabían y todo lo respondían. Ahora algo casi imposible. ¿Verdad? Después Cuchito se convirtió en compañero del dinámico Rafael Rubí, para las transmisiones de los juegos de pelota. En cada juego de pelota las incidencias de cada inning las ofrecía Rafael Rubí.
Y entonces surgía la inevitable pregunta de Qué te parece Cuchito. Y era donde el maestro Álvarez Dugan proyectaba hacia los oyentes sus apreciaciones, sus opiniones y sus pareceres, soberanamente apegados a las reglas, normas y leyes que rigen y pautan el norteamericano deporte que nació en Cooper Town. Ahora voy a mis asuntos personales con Cuchito, en una especie de amistoso Toi et Moit. Antes quiero referirme a lo del título de estas peroratas Cuchito cumbre de talento y de humildad. Lo del talento era algo señorial, arzobispal.
Y tocante a la humildad, Cuchito nunca hizo gala que era biznieto del coronel de caballería Luis Álvarez, el primer jefe militar de la Independencia que quemó la pólvora frente a las gentes de Occidente en marzo de 1844 en La Mata de Farfán y en San Juan de la Maguana y luego estuvo en Azua el 19 de marzo del 1844. El coronel Luis Álvarez fue el padre del general Braulio Álvarez el hombre de El Algodonal.
El padre de Don Cucho. Finalmente tengo que decir que durante 22 años, o sea desde el 1986 estuve por la buena pro de Cuchito colaborando en El Nacional primero y después en el matutino Hoy. Y además gracias doy a Cuchito, porque en el 2002 cuando supo que yo tenía que operarme y estaba barajando y no quería ir al quirófano, se comunicó con mis dos valedores mayores, don Víctor Méndez Capellán y don Huáscar Rodríguez (ya difunto). Gracias a los tres a Cuchito, don Huáscar y don Víctor Méndez. Gracias del alma.