Cuencas, ríos, bosques y políticas públicas

Cuencas, ríos, bosques y políticas públicas

Altagracia Paulino

Con cada árbol que tu hacha derriba, con cada incendio que tu mano provoca, verás la tierra convertida en roca, porque sin agua no existe la vida”.

No sé quién es el autor, pero este mensaje fue dirigido a los hombres del campo para evitar el crimen que significa la destrucción de los bosques. Escuché esta estrofa en una emisora responsable que lo reproducía en su programación de manera tan frecuente que nunca lo he olvidado, y está tan vigente hoy día como en el mismo momento en que fue escrito.

En marzo de este año sufrimos terribles incendios forestales, principalmente en la llamada madre de las aguas, la cordillera Central, donde personas que visitaron Constanza en Semana Santa derramaron lágrimas por el grave daño visible causado por los incendios, que fueron amortiguados por una vaguada que duró varios días.

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Junto con los incendios, vimos con terror las extracciones de arena de los ríos, el corte y transporte de madera, el robo de la arena de las dunas de Bani y otros desastres.

Los incendios forestales de la República Dominicana no son fortuitos. Tienen varias causas, siendo la principal de ellas la provocación de incendios para la ampliación de las áreas agropecuarias, negligencias y quemas agrícolas.

Según datos de 2019, la cobertura boscosa del país es del 43,6% del territorio, con una extensión de más de dos mil hectáreas, compuesta por siete ecosistemas. Con los incendios forestales ocurridos en gran parte del territorio, habría que cuantificar las pérdidas y reducciones de esa cobertura, incluyendo las incursiones en áreas protegidas y zonas de manglares.

Restaurar un bosque requiere un mínimo de 10 años, siempre que se combine la capacidad regenerativa de la naturaleza con las plantaciones de árboles y otras prácticas de manejo que permitan recuperar la biodiversidad.

La destrucción de los bosques tropicales significa una gran amenaza para la vida. La mayoría de nuestros bosques son tropicales, cuya destrucción amenaza el principal activo de la isla, que es el agua. Las cuencas de los ríos fueron severamente atacadas con los incendios de este año, lo que amerita una atención especial porque está en juego la vida.

Debemos propiciar un plan amplio de consumo responsable de todo lo que nos proporciona la naturaleza, que debe estar amparado en una nueva visión sobre la importancia de los recursos naturales. Ninguna de las administraciones que hemos tenido les ha dado valor a esos recursos. En el Ministerio de Medio Ambiente, siempre nombran a alguien que nada tiene que ver con lo que tiene entre manos, ni amparado de la autoridad, ni del liderazgo necesario para afrontar todo el andamiaje de un ministerio que, además de esas cualidades, debe contar con los equipos necesarios para hacer valer el cumplimiento de la ley.

Los incendios simultáneos son difíciles de controlar si no se dispone de instrumentos que permitan la ubicuidad, es decir, estar en varios escenarios al mismo tiempo. Las amenazas del cambio climático son duras para nuestra isla, por lo que se impone que el tema ambiental sea el centro de todo el accionar.