Los cuerpos de Rafaelina de León y José Ignacio Rodríguez fueron sepultados ayer, en el cementerio del distrito municipal de Pedro García. Entre el dolor y la impotencia de familiares y amigos que aún están sorprendidos por la muerte de la joven a manos de su esposo, que luego se suicidó.
Los familiares y toda la comunidad rural de El Puerto, donde ocurrió la tragedia, todavía no salen del asombro.
Los parientes no culpan a nadie en particular. Narraron que era una pareja ejemplar y que no sabían si tenían algún problema matrimonial.
“Si había problemas no lo sabíamos, porque ellos se trataban bien y ella siempre andaba con él. No escuchamos que ellos peleaban. Incluso, él le pagaba la universidad, pero no sabía que tenían problemas”, expresó Santos Rodríguez, hermano del homicida-suicida.
José Ignacio Rodríguez, tenía 31 años y De León 21. Llevaban una relación de ocho años y procrearon dos hijos, uno de seis años y otro de cuatro.
“Estoy destruida, me siento adolorida de ambos lados, porque los quería a los dos. Nos criamos juntos desde pequeño, Solo tengo que pedirle a Dios que nos libre. La última vez que compartimos juntos fue el Día de la Altagracia y ellos estaban muy felices, era una pareja muy unida”, dijo consternada y entre llantos una comadre del victimario.
La joven estudiaba pedagogía en una universidad de Santiago y según la familia de su marido contaba con su respaldo.