Cuerpos marcados por la violencia doméstica

<P>Cuerpos marcados por la violencia doméstica</P>

WILFREDO MORA
Cuerpos marcados por la violencia conyugal no es solo una palabra. Las escuelas deben seguir realizando marchas para repudiarla. Una investigación nuestra, muy vigente, que nadie aún ha podido ver, sobre la violencia doméstica que está embistiendo a la ciudad de Puerto Plata puede ser empleada para referirse a los elementos básicos del fenómeno.

En el reverso de estas disquisiciones, es decir, de la violencia conyugal, nos referiremos al «hombre maltratador», porque es claro que todo el problema de la mujer en la sociedad, más allá de la biología, de la familia y de la sociedad, este complejo problema es una manifestación de la ideología dominante relacionada con la sexualidad y, en último lugar, del poder. La violencia conyugal es un problema esencialmente de saber manejar el poder de relaciones que se abre ante la figura del cónyuge. Cuando esta violencia se produce, es porque ha fracasado esta peculiar relación, en la que un hombre y una mujer juegan a dominarse, unos a otros.

En la primera etapa de nuestro análisis, nos motivó construir una teoría del «hombre maltratador», si bien la categoría no es nueva. Pero por lo pronto, se reconoce esta supremacía masculina que nuestra sociedad patriarcal ha asignado a la mujer, perdiéndole roles secundarios, limitándola como ser humano en su igualdad de derecho con el hombre y restringiéndola a las labores del hogar y a los roles de madre y esposa; sin embargo, ha quedado demostrado que la mujer puede alcanzar un desarrollo óptimo de sus capacidades, habilidades e intelecto, si dispone de los niveles obligados de libertad para su desarrollo, desenvolvimiento y de hecho, los intensos cambios socio-económicos y científico-técnico de las últimas décadas, donde las mujeres de forma directa o indirecta han intervenido están ejerciendo su impacto en las concepciones tradicionales con respecto a los roles de género, comenzando de forma paulatina un rompimiento con los dogmatismos y estereotipos existentes. Muchas mujeres están estudiando en las universidades y se integran a la política; hay otras, por el contrario que están siendo víctimas de la nueva música (el reggetón), que la sujeta al consumo del sexo y del mundo alegre, pero que conlleva muchas complicaciones y violencias cuando las cosas salen mal.

No se ha avanzado mucho en la violencia doméstica, ya que la mayoría de las sociedades tienden a castigar al hombre abusador. Nosotros creemos que la comprensión de la realidad del maltrato es lo que cuenta en primer lugar.

No son muchos los estudios que han profundizado en el conocimiento de las características de los hombres abusivos, proviniendo la mayor parte de la información que se tiene actualmente de observaciones clínicas hechas a los ofensores o de la confirmación que se recibe de estas conductas a través del estudio de las mujeres maltratadas, pues este tema es sumamente complejo dado que los hombres asociados a estas problemáticas no se consideran como tal. Y es claro, que las características de las mujeres dañadas por esta forma de violencia nos dicen mucho de su grado de culpabilidad en la ocurrencia de estos actos negativos en el hogar.

En general los resultados de otras investigaciones no son definitorios, ya que no se ha logrado establecer aún una caracterización clínica ni sociológica que identifique a este tipo de individuo, pero, brindan una información muy valiosa que nos permite un conocimiento a priori del tema investigado, marcando pautas sobre algunas características y condiciones que de forma coincidente están presentes en estos sujetos; en tanto se considera al hombre maltratador como rígido, emocionalmente empobrecido, tendiente a clasificar todos los estímulos emocionales como cólera; la cual usa para bloquear sentimientos de vulnerabilidad, con baja autoestima, exagerada dependencia, celoso en extremo y víctima de abuso y violencia infantil.

Al menos en el país, tenemos que hay cambios radicales en el rol del hombre en cuanto a su participación en las tareas del hogar, la educación de los hijos y el desarrollo intelectual que se busca hoy, los problemas laborales y las amenaza a la economía doméstica.

Para la población masculina la presencia de algunos síntomas como sentimientos de miedo e inadaptación social, nerviosismo y ansiedad, sensibilidad excesiva, suspicacia y tendencias paranoides, agresividad y tendencias psicopáticas son ya parte de los problemas que nos aquejan. En uno, la violencia irá a sí mismo; en otros, hacia los demás.

Merece estudiarse mejor el problema, antes de referirse a él en forma «a priori».

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