El debate político que deberá llamar más atención es el que desde ya se manifiesta con los adversarios de Luis Abinader describiendo al país poco menos que en un estado de desastre y así combatir el lustre empeñoso con que el Gobierno se pregona exitoso con la innegable intención de prolongarse más allá del 2024. Para ello dispone desde ahora del balance favorable a su gestión emanado de diagnósticos sobre la realidad dominicana emitidos por organismos multilaterales especializados en evaluaciones de credibilidad.

Detalles que coinciden con las satisfacciones por el manejo de la economía que expresan diversos liderazgos empresariales locales que no comen cuentos con sus intereses y que no exteriorizan preocupación por el futuro inmediato del país a pesar de que las perspectivas de la globalidad mundial siguen sin ser las ideales. Para quienes parecen sentirse obligados a tomar el camino de los tremendismos discursivos con esperanza de regresar a las mieles del poder, la verosimilitud de índices no es una buena aliada para avanzar como ferrocarril sin freno hacia un ansiado triunfo electoral. Colocados en la trinchera de perdedores por los últimos resultados electorales, les cobra urgencia la ingente tarea de desvirtuar las cifras que apuntalarían una reelección.

A ellos también les apresuraría obtener el máximo beneficio político de los yerros e incumplimientos de objetivos para imprimir con letras de fuego en el imaginario colectivo una retórica de desaprobación que hasta en países desarrollados y más funcionales democráticamente que República Dominicana ha dado resultados pero con la ayuda de redes sociales de toxicidad ilimitada que ya retorcieron electorados hacia rumbos inesperados fuera del país. Y si se duda, favor preguntar a Hilary Clinton por los factores que más determinaron su derrota electoral frente a Donald Trump como blanco de los fake news en el 2016.

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Además de haber fomentado con notable creatividad nexos de mucha identificación con las cúspides de sectores productivos y de aciertos en la reactivación de la iniciativa privada diversa y con sus políticas de apoyo al turismo, sobresaliente columna de la economía dominicana, Abinader logró que el país aparezca como ejemplo de resiliencia post pandémica en medio de la geografía de una humanidad abatida.

Y aunque desde la crítica partidaria que espera por él para las lides electorales se le acusa de agregar dificultades al sostén familiar de los sectores marginados, cifras oficiales indican que el gasto social en República Dominicana mejoró desde el 7% del Producto Bruto Interno (PBI) que se registraba en 2019 (cuando era otro gobierno el que tenía la obligación de salvar a los pobres) hasta un 9.4% en el 2021, «el más alto en la historia de República Dominicana, equivalente a RD$471,553 millones o un 45 por ciento del gasto total del pasado año».

Su atención in situ a lugares de gente con problemas de orden primario lo ha mantenido como un Presidente rodante de alto gasto en combustibles consumidos al recurrir a medios terrestres y aéreos. Ha buscado estar presente en los más diversos puntos del país. Una inversión a futuro en los ámbitos humildes difícil de igualar para fines electorales. Hueso duro de roer.

ASTUCIA RECONOCIDA

La sistematicidad de reacciones del presidente Abinader a cuanto le competa causa impresiones contradictorias como lo revela, en un solo análisis, el abogado y político dominicano residente en Nueva York Pascual Ramírez.

Para él, si hay un mandatario que merece reconocimiento por el uso inteligente de sus habilidades para sacar provecho a cada situación difícil «ese es Luis Abinader».

Lo describe como «un excelente cazador de oportunidades para ensalzar su imagen y saberla colocar (vivamente) en la opinión pública».

Agregó que «cuando las olas del clima político-social se encrespan y parecen volverse amenazantes por algún error, metida de pata, incompetencia de sus funcionarios o inexperiencia presidencial, el mandatario ya tiene el salvavidas puesto para no hundirse y flotar en medio de las dificultades». Le atribuye también ser un propagandista que adoptó un falso tono de firmeza al tratar el tema haitiano «que luego abandona», como a su entender ocurrió con las parturientas haitianas que drenan el presupuesto de salud sin que nadie las detenga.

Lo describe también como un Presidente con una mano en la palanca de reversa que «da un paso para adelante y otro para atrás. Y así no avanza ningún país, el cual parece que está en a cargo de un médico matasanos que practica con cuerpos vivos y sepulta en una tumba los errores cometidos».

Para el expresidente Leonel Fernández, yendo más lejos, el actual jefe de Estado es una especie de mago de la distracción que al manejar recientemente los temas económicos resultó autor de una «obra del género de ficción que como tal refleja una completa desconexión con el mundo real de deterioro de la calidad de vida que en estos momentos está conmoviendo a la mayoría del pueblo dominicano». Le atribuyó haber dicho que la economía había crecido 4.9% en el 2022 cuando en realidad bajó 7.4%.

¡OH IRONÍA!

Para la analista política Rosario Espinal, reconocida por su objetividad y desvinculación partidaria, aunque Fernández vea todo tan oscuro, lo que está ocurriendo ahora mismo es que la administración de Abinader, a la que el exmandatario fustiga rotundamente, se está beneficiando para que sus hechos salgan bien de tres condiciones que a su vez ayudaron al Partido de la Liberación Dominicana a regir el país por una buena parte de sus 20 años en el poder: 1) estabilidad macroeconómica y crecimiento, 2) la unidad en la dirección de su partido, y 3) la división de la oposición, primero del PRSC y luego del PRD. Ni modo que en el descalabro de los morados en el 2020 la ruptura interna fue fundamental.

La situación no podría ser tan desastrosa como la describe Leonel si Rosario reconoce al actual mandatario el haber tomado medidas apropiadas para el funcionamiento de la economía como «ratificar en su cargo para facilitar la estabilidad macroeconómica al mismo gobernador del Banco Central que existía (Héctor Valdez Albizu) y nombrar en puestos clave de su gabinete figuras vinculadas al alto empresariado que validan la confianza de las agencias calificadoras y de los inversionistas. «A la vez, la alta dependencia de Estados Unidos de la economía dominicana ha asegurado un buen flujo de divisas vía remesas, turismo y exportaciones».

Con ello la analista de este diario resaltó que la economía dominicana ha seguido creciendo y la moneda se ha mantenido relativamente estable a pesar del acelerado endeudamiento pandémico. La inflación ha sido un problema reciente y «hasta el momento no ha generado un descontento social explosivo. Si la inflación se reduce sin producir una recesión, el Gobierno habrá superado un trance económico difícil».