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SAN SALVADOR (AFP).- El arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz, calificó ayer, domingo, de “gran problema” la deportación masiva de salvadoreños indocumentados de Estados Unidos, pero aseguró que en muchos casos “no hay fuerza moral” para pedir que se detengan las repatriaciones.
“Estamos considerando siempre este gran problema (deportaciones generalizadas) y a veces hemos hablado con las correspondientes autoridades”, declaró Sáenz, durante una reuda de prensa, luego de oficiar la misa dominical en la céntrica catedral de San Salvador.
Empero el arzobispo indicó que “las personas que están devolviendo son personas indocumentadas que están en situación de haber cumplido la pena por delitos, por lo tanto no tenemos fuerza moral para exigir que no halla deportaciones”, enfatizó el arzobispo.
La alerta sobre el impacto del fenómeno de los repatriados salió a luz luego de que durante enero fueran deportados de Estados Unidos -por indocumentados- un total de 1.697 salvadoreños, mientras que de México llegaron en autobuses 1.389, según el balance de la Dirección General de Migración.
De los 1.697 que llegaron vía aérea, 337 tienen antecedentes penales.
Según proyecciones de la organización no gubernamental Centro de Recursos Centroamericanos (Carecen), en El Salvador emigran ilegalmente a diario unas 700 personas que buscan llegar vía terrestre a Estados Unidos, pero en esa ruta unas 200 son detenidas principalmente en México.
El incierto viaje a Estados Unidos, guiado por los famosos “coyotes”, cuesta hasta 6.000 dólares, aunque ese precio incluye una segunda oportunidad en caso de que sean atrapados y deportados.
Estados Unidos deportó durante 2006 a un total de 14.328 salvadoreños indocumentados, de los cuales 3.093 tenían antecedentes delictivos.
En Estados Unidos residen unos 2,5 de los 2,8 millones de salvadoreños que se encuentran en el extranjero y que durante 2006 enviaron la cifra récord de 3.315 millones de dólares en remesas, lo que representa el 16% del Producto Interno Bruto (PIB) salvadoreño.
