Cuando las señales abundan, hay palabras que sobran. De ahí la importancia de la coherencia entre lo que hacemos y decimos, de lo contrario nos encontramos ante una conducta farisaica repudiable que reduce el género humano a un sepulcro blanqueado que aunque pretenda exhibir esplendor exterior, putrefacción y hedor son su esencia y existencia interior.
Los dolorosos pero necesarios acuerdos firmados por el comité político del PLD para facilitar la consecución de la reforma constitucional que introdujo nuevamente, en esta ocasión por petición popular, la figura de la reelección presidencial por un período y nunca más, así como los pactos de alianzas realizados con otras fuerzas políticas con miras al establecimiento de un gobierno de unidad nacional a partir del año 2016, han provocado ciertos malestares en algunos sectores del partido oficial al ver imposibilitadas sus legítimas aspiraciones congresionales y municipales para este proceso electoral.
Ahora bien, nos resulta altamente preocupante que estas decisiones orgánicas del PLD, que no procuran otra cosa que no sea permitirle al pueblo dominicano continuar siendo dirigido por un presidente que fruto de su estilo humano de gobernar ha logrado conservar una aprobación superior al ochenta por ciento tres años después de iniciada su administración, estén siendo utilizadas como pretexto para que dirigentes cercanos al expresidente de la República, doctor Leonel Fernández, abandonen las filas moradas, como lo han hecho el diputado Víctor Sánchez (brazo derecho de Luis Manuel Bonetti), el ingeniero Andújar (brazo derecho del ingeniero Freddy Pérez) y su esposa y exdiputada Tati Matos.
Estas salidas no representan amenaza alguna para el triunfo de Danilo Medina, del PLD y las fuerzas aliadas, pero sí son una señal a la que se le debe dar seguimiento.