Cuidado con apresurarse

Cuidado con apresurarse

El país bordearía el abismo si pasa aceleradamente a repoblar espacios laborales, industriales y comerciales, cediendo a presiones sociales y a oportunismos políticos y demagógicos en busca de apoyo entre los disgustados. El despeñadero es visible como escalofriante posibilidad. América Latina va ahora de lleno a convertirse en el subcontinente de más rápida y atroz multiplicación de casos de Covid 19. Teniendo además a Estados Unidos como epicentro de contagios y palos a ciegas, la globalización en materia de enfermedades apunta mortal hacia La Hispaniola desde los cuatro puntos cardinales.

Si el Gobierno comienza a dejarse torcer el brazo bajo la presión de los impacientes y opta por dañar la gradualidad que con buen juicio se propuso y que tiene al virus en cierta contención, la población se expondría a perder lo más por lo menos. Debe continuar la progresión que logra equilibrio entre casos nuevos y recuperados expuesto a descalabrarse por este júbilo de las reaperturas prematuras y las juntaderas jubilosas pero imprudentes; un optimismo provinciano que parte de ligero, olvidando que la única arma que todavía sirve contra la Covid-19 es la distancia entre personas, Un repunte como el que emergería pondría en peligro miles de vidas. Los negocios que no quieren perecer ahora por inactividad, naufragarían después. La pérdida verdaderamente irreparable es la de la vida.

El fluir benéfico de los políticos

Tienen validez ética y legal las objeciones al transfuguismo que lleva el inconfundible sello del oportunismo; pero que jamás se pretenda encarcelar a la gente en membresías como si se tratara de un pecado original que conlleva nacer con siglas inamovibles en un lado de nalga. ¿Y qué democracia sería esa que sancione cambiar de caballo, con o sin río, pero sí con libre albedrío?

Conviene a la democracia que en su fluir masas y líderes cambien de parecer o tendencia; que de repente entren en una zona de luz que permite hallar manchas en trasfondos partidarios para entonces tomar las de Villadiego. Encantadores son también los cambios de banderías que por momentos reconfiguran con equilibrio de fuerzas el panorama electoral y podrían liberar el juego político de hegemonías perduradas con aniquilación de la equidad.