Cuidado con el sector turístico

Cuidado con el sector turístico

JUAN BOLÍVAR DÍAZ
La Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes (ASONAHORES) y diversos líderes del sector se han quejado públicamente de que no se les ha tomado en cuenta en las negociaciones sobre la reforma fiscal que han protagonizado el gobierno y el Consejo Nacional de la Empresa Privada.

Sostienen que al sector turístico dominicano se le ha cargado el dado en el proyecto de reforma fiscal “consensuado”, en el que se gravan los servicios hoteleros con el 16 por ciento del impuesto a las transferencias de bienes y servicios (Itebis), en momentos en que se encuentra en una delicada desventaja frente a sus competidores de la región.

No se han negado rotundamente a contribuir con los nuevos sacrificios que se impone a los dominicanos. ASONAHORES propone que a los turistas le apliquen una tasa diferenciada del 8 por ciento, copiando el tratamiento que se les da en los países de la competencia. Por ejemplo en México ese impuesto es de 15 por ciento a los nacionales y de 10 al turista. En Jamaica de 15 y 5.9 respectivamente. En Bahamas de 6 y 2.4. Lo mismo ocurre en España, Francia y otras naciones donde el turismo es una industria fundamental. En algunas incluso se devuelve al visitante los impuestos que pagan en las compras.

El sector turístico señala que la reforma tiene que ser subordinada a un proyecto de desarrollo nacional, que tome en cuenta múltiples factores. Al respecto estiman que el impuesto del 1 por ciento a los activos también penaliza excesivamente las inversiones turísticas, basadas en un uso intensivo de la tierra y las construcciones, a diferencia de otros renglones

de la economía nacional. Va contra las ventas de residencias turísticas, uno de los renglones que concentra la inversión extranjera en el país.

Y no es que se nieguen a pagar más impuestos. Están dispuestos a aceptar la elevación de la renta del 25 al 28 por ciento. También pagarán más por vía de los artículos suntuarios, alcoholes y tabaco, renglones de los que son altos consumidores. Piden tomar en cuenta también el reciente incremento de 5 dólares al aporte de cada pasajero que llega al país, el cual este año arrojaría unos 600 millones de pesos.

Realmente al sector turístico hay que tomarlo en cuenta. Es tan exportador como las zonas francas y estratégicamente tiene más importancia para el desarrollo nacional, en virtud de que el régimen de las primeras está en proceso de desaparición para los próximos tres años. Y resulta que las zonas francas no pagan impuesto sobre la renta ni Itebis ni sobre sus activos.

Hay que tomar en cuenta las afirmaciones de que el sector turístico dominicano viene perdiendo competitividad. Se afirma, incluso, que una considerable proporción de hoteles está expuesta a la quiebra a consecuencia de la elevación de sus costos operativos. Un estudio del secretariado Técnico de la Presidencia que establece que el peso dominicano está sobrevalorado en 26 por ciento, podría explicar las dificultades por las que atraviesa el sector, que en el último año vio caer abruptamente sus ingresos, sin haber podido reducir sus gastos.

Los hoteleros dicen que en ese período sus costos se han elevado en un 68 por ciento en la energía eléctrica, 45 por ciento en personal y 24 por ciento en alimentos y bebidas, justo en el período en que sus ingresos cambiarios se redujeron en un 30 por ciento. Si las cifras son ciertas, a nadie deberá extrañar que el negocio esté atravesando por momentos difíciles.

Nadie debe ignorar el peso que tiene el turismo en la economía nacional, ni el dinamismo con que se ha desarrollado en las últimas dos décadas. Se trata del primer renglón de la economía nacional, el mayor generador de divisas, que supera las de los exportadores nacionales y de zona franca en forma conjunta. Y es también un gran empleador y generador de empleos indirectos, además de un gran propulsor de la producción agropecuaria e industrial dominicana.

En fin, que tenemos que cuidar la industria turística. Esta no pide compensación por el tratado de libre comercio con Estados Unidos, ni está en vías de perder impulso vital como las zonas francas. Sólo reclama equidad y visión de desarrollo nacional.

En una reciente conversación con importantes representantes del sector turístico no se encontró explicación a la subestimación del mismo en la opinión pública y en ámbitos del poder público y privado.  Tal vez porque no han “invertido” suficientemente en los políticos y no pagan muchos asesores económicos ni tienen voceros en los medios de comunicación.

Ojalá que sean tomados en consideración por sus méritos propios y que no tengan que salir al mercado nacional de compra y venta y de toma y daca.

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